martes, 25 de noviembre de 2014

LO PÚBLICO A MANOS PRIVADAS

Ahora es el caso del alumbrado lo que nuevamente nos evoca el tema de la privatización de lo público, que se introdujo en Colombia hace ya un cuarto de siglo, como efecto de la implantación del modelo de Estado Postmoderno que se construye sobre las bases del viejo Estado Social de Derecho creado por los alemanes por allá en los años treinta del siglo pasado. Se trataba de darle gusto al capitalismo financiero internacional que empujaba con fuerza las condiciones apropiadas para aplicar el Consenso de Washington.

Las manifestaciones y protestas de varios grupos de la comunidad cuando se tratan casos como la prórroga de los contratos de concesión, es señal de que, pasado todo este tiempo, el remedio resultó peor que la enfermedad. El argumento siempre ha sido el mismo: que el Estado es mal administrador, satanizando así este organismo y ocultando que los malos administradores son los recomendados de políticos que manejan la administración pública como cuotas burocráticas propias del régimen político existente. Pero transcurridos todos estos años de las privatizaciones se puede hacer el balance y claramente se observa que lo único evidente es que algunos empresarios agalludos se han llenado los bolsillos explotando los bienes que son de interés general y nos competen a todos, pues las quejas de los usuarios son reiteradas en contra de la calidad de los servicios y las altas tarifas que imponen con la complicidad de la correspondiente superintendencia o la comisión reguladora. Todos comen.

Si bien lo público es tan antiguo como la misma especie humana, desde cuando se creó el Estado hace ya miles de años, estos bienes sociales fueron incrustados en el seno del organismo para su administración. Cuando nació el Estado Moderno hace un poco más de dos siglos, con más fuerza se acentuó el papel del Estado en el manejo de lo público, así haya sido por el contraste de aferrar la defensa de lo privado, y solo fue a finales del siglo pasado, cuando para favorecer el capitalismo rentista, a la humanidad se le ocurrió sacar lo público del Estado para trasladarlo al mercado con el fin de que las empresas privadas pudieran entrar a su manejo.

La experiencia ha sido nefasta para la comunidad en general. La cultura de los países subdesarrollados no es adecuada para este modelo; pues lo que se ha visto en veinte años de operación es que los procesos se degeneran y en lugar de mejorar para el bien común, lo que ha ocurrido es la introducción de procedimientos de estilo mafioso con oscuros métodos y trámites por debajo de la mesa que violan el principio de transparencia obligado en la administración de lo público. Curiosas decisiones donde se involucran quienes aprueban y quienes firman que ocultan los verdaderos argumentos de soporte, son comunes en el mecanismo de llevar lo público a manos privadas. 

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