Hace algún tiempo, tal
vez con la sana intención de elevar los ingresos fiscales del Departamento del
Cauca y los municipios, se fijó una elevada tarifa en el impuesto al sacrificio
de ganado, probablemente las más alta de Colombia. Pero hoy los registros sobre
ingresos de las entidades territoriales por este concepto no muestran los
resultados esperados y por el contrario, los efectos en el mercando, cuya
racionalidad es la que en últimas define la base tributaria, han ocasionado la
pérdida de oportunidades para la economía regional en su conjunto.
Aproximadamente el 80
% de las 450 reses que se sacrifican diariamente para el consumo de Cali, llegan
de Caquetá pasando en camiones por Popayán, donde bien pudieran sacrificarse,
pero el valor del impuesto espanta a los empresarios quienes prefieren asumir
los cotos del flete y la pérdida de peso del ganado por el viaje y llevarlos a
los mataderos del Valle del Cauca. Esa es la lógica del mercado. Queda entonces
en Popayán solo la demanda local por sacrificio que es muy baja y crea un
cuello de botella para solucionar estructuralmente los problemas del vetusto matadero
que hoy tiene serios estrangulamientos ambientales y urbanísticos. Popayán
necesita un nuevo matadero pero el bajo volumen de sacrificio no permite ni el
punto de equilibrio para darle factibilidad financiera al proyecto.
Fijar la tarifa del
impuesto al sacrificio de ganado igual a la del Departamento del Valle es
crearle competitividad al territorio lo cual, acompañado de otras acciones de
marketing de servicios, podría propiciar la elevación del sacrificio en
Popayán, con una parte de las destinadas al consumo de Cali y con ello abrir la
posibilidad de mejorar la capacidad instalada no solo de esta capital sino también
de otros municipios donde se han hecho inversiones como el caso de Santander de
Quilichao. De nada le ha servido la tarifa alta a las finanzas territoriales,
pero en cambio, mucho ha contribuido al incremento del degüello clandestino que
no solo evade impuestos, sino que también aumenta los riesgos en materia de
salubridad.
A los
comerciantes de carne de Cali, les conviene más bajar el flete del ganado en
pie, disminuir la pérdida de peso por el viaje y mejorar la racionalidad
económica con el transporte en canal desde Popayán; pero esta ciudad debe
disponer de un matadero adecuado, que puede ser optimizando el actual de manera
transitoria, mientras se desarrolla el proyecto de una nueva planta de
sacrificio, una vez que se haya elevado la demanda del servicio para el mercado
de Cali; y de paso, sin descartar tampoco, la posibilidad del sacrificio para
exportación donde esta ciudad ya tuvo vocación e imagen en el mercado
internacional, que hoy se podría recuperar considerando las fortalezas
actuales, por lo cual es recomendable que el gobierno departamental tome
medidas sobre la tarifa que permitan sobrepasar la paradoja del tributo.
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