Desde 1958 la
misión del Departamento Nacional de Planeación (DNP) ha sido la de introducir
en Colombia las directrices del capitalismo internacional las cuales,
obviamente, obedecen a los intereses de los ricos del mundo en cada momento
histórico. Durante más de medio siglo este organismo ha cumplido a cabalidad su
tarea, tanto que en la época del Frente Nacional la entidad no entraba en la
repartición milimétrica de cargos entre los dos partidos tradicionales: el DNP
era cuota burocrática de los poderes de Washington.
Lleras Restrepo
graduó de “hijos directos de Dios” a los funcionarios de este organismo y ellos
creyeron. Siempre han mirado por encima del hombro a los demás servidores del
Estado. Tradicionalmente no se han dejado influenciar de los congresistas. Al
contrario, les encanta ir en contravía de las aspiraciones del Congreso,
siempre autoproclamándose como técnicos y señalando despectivamente a los otros
como políticos.
Igualmente durante
los últimos años, el rol fundamental del DNP ha sido el de promover en el país
la imposición de paradigmas, modelos y políticas que se inventan en la Universidad
de Harvard y otros centros de USA, que se crean para defender los intereses de
los ricos de ese país y que, por supuesto, no concuerdan con las necesidades
del pueblo colombiano. Ha atropellado la descentralización administrativa con
métodos perversos, como en el caso del sistema de regalías o en ese de conceder
premios a los planes de desarrollo territorial que se sometieron de manera
obediente y sumisa a sus imposiciones.
Ahora que Santos,
para zafarse de compromisos de campaña nombró como director a un personaje
procedente del Congreso y además jefe de partido político, el golpe para los
organismos multilaterales debe haber sigo duro. Casos como este, sólo se había
visto cuando Samper nombró en ese cargo a Cecilia López, ya cansado de que
desde ese organismo le metieran el palo en la rueda a su gobierno.
El hijo de Gaviria quedó como jamón en sándwich. Por
encima los organismos de poder de Washington, que han sido históricamente los verdaderos jefes del DNP y por debajo como
subalternos todos los tecnócratas con maestrías en universidades gringas, es decir con el cerebro
bien lavado, de modo que las decisiones del muchacho dentro de toda la presión
que le harán sus antiguos colegas politiqueros y sus copartidarios
clientelistas van a ser muy complicadas, por lo que desde ya se supone que
habrá grandes dificultades administrativas y operativas en el futuro del DNP.
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