miércoles, 25 de junio de 2014

EL SANCOCHO MAYORITARIO

El panorama político colombiano se está aclarando. Ya la extrema derecha está agrupada y sea por conciencia o por alienación ideológica, con un trasfondo doctrinario neonazi y en concordancia con la cultura caudillista que predomina en el país, está junta y suman 6.9 millones siguiendo a quien Cecilia Orozco denomina sociópata y Antonio Caballero psicópata. Por aquí no está el problema.

El problema está del otro lado, donde están los otros 26 millones de ciudadanos; pues esta es una masa compleja y heterogénea donde hay de todo como en botica. Hay santistas, liberales, clientelas de gamonales que son los votos cautivos, vendedores del voto, viejos izquierdistas, socialdemócratas, independientes, cívicos, y la gran mayoría, quienes sufren de la enfermedad del meimportaunculismo. Estos últimos, los más dañinos, porque por su culpa, una mínima porción de votos legitima el gobierno quedando entonces el poder en manos de esta minoría. Los que sufren de esa enfermedad social, sobreponen sus condiciones individuales por encima del bien común. Les basta con que ellos resuelvan sus necesidades personales y les importa muy poco lo que ocurre en el país. Son conocedores de la situación y son conscientes del clientelismo, la corrupción, la oligarquía y todas las demás características de la democracia; pero prefieren no votar creyendo que de esa manera se soluciona el problema.

El reto histórico del país en la coyuntura que está comenzando está aquí. Si esa gran mayoría del 80 % de la ciudadanía no se organiza y hace claridad en la postura política que debe ser lógicamente, contraria a la uribista, estos últimos finalmente lograrán imponer sus intereses por encima de la mayoría. Lo grave es que en nuestra cultura tradicionalmente caudillista, se necesita un líder que agrupe y canalice en un proyecto político, por lo menos a la mitad de esa mayoría o sea 13 millones de ciudadanos.


Por ahora no se vislumbra ese personaje. Y lo más grave aún, en esa masa social compleja existen interese divergentes y los intereses conflictivos de sobreponer los propósitos grupistas por encima de los colectivos, lo que agrava más la dificultad del surgimiento del líder. Se necesitaría que se definiera un proyecto político claro, se difundiera ampliamente y se profundizara en su conocimiento, para que el sentido político pudiera sobrepasar el faltante de la imagen del líder. Queda pendiente ver como se desenvuelven los hechos y cómo se mueven los grupos que eligieron a Santos por frenar a Uribe; pero sí estamos frente a la gran oportunidad de consolidar una alianza democrática que represente a la gran mayoría y que de paso resuelva políticamente el sancocho mayoritario.

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