miércoles, 18 de junio de 2014

EL RETO DEL NUEVO GOBIERNO

Uribe está furioso. No quiere aceptar que sólo la quinta parte, o sea el 20 %, de la ciudadanía colombiana lo apoya, mientras que la gran mayoría del ochenta por ciento no comparte sus ideas; y de esta, el treinta por ciento salió a votar por Santos, muchos de ellos no tanto por apoyar al presidente sino en contra de Uribe.

En concordancia con los viejos refranes de que “todo pícaro y ladrón juzga por su condición” y de que “el que las hace se las imagina”, el expresidente afirma que Santos triunfó porque aplicó los mismos métodos que él utilizó para su beneficio en 2006, desconociendo hechos como los efectos negativos de  la “salida del cobre” de la campaña de Zuluaga en los últimos días y de la publicidad negra en TV, así como también de los efectos positivos para Santos derivados de que muchos personajes de la vida nacional como dirigentes políticos, expresidentes y figuras de renombre, se adhirieron a su campaña creando una imagen de confianza y la sensación de ser un candidato de amplia gama política con inclusión de diversos frentes del espectro social.

Lo duro para el presidente, es que con el refrán al revés, no hay bien que por mal no venga. Ahora el triunfo de la reelección significa un compromiso complejo y difícil, por cuanto las elecciones pasadas son un campanazo de alerta que le muestra situaciones desafiantes: la extrema derecha está agrupada en torno a su caudillo y dispuesta a pelear metiéndole palos en la rueda al gobierno; y por otra parte, el compromiso que se genera en torno a la paz como factor de unidad y cohesión electoral, le obliga a adoptar un estilo de gobierno diferente al elitista y oligárquico que aplicó en su primer período.

Ya él es consciente según se deduce de las palabras de celebración cuando dijo que hará los ajustes, cambios y reformas que sean necesarios. Veremos qué tan pragmático es para interpretar la realidad nacional y manejar las condiciones políticas que se derivan de todo el paquete económico y social que conlleva un verdadero proceso de paz estable y sostenido que vaya más allá de la simple negociación con la guerrilla. Tal como se está construyendo el escenario político futuro, parece que Colombia irá en concordancia con el debate internacional de la confrontación entre Neoliberalismo y Socialdemocracia. En el mundo ya no cabe ningún socialismo. Y en el campo de las condiciones socioeconómicas, los apoyos de la autodenominada izquierda y las promesas de última hora, le obligan a introducir medidas de fuerte impacto en la estructura económica y en las políticas macroeconómicas y sectoriales.


No sabemos qué sucederá en el futuro inmediato pero la situación nos muestra que estamos entrando en una nueva fase de la historia política nacional con altos efectos en la vida económica y social, donde Santos, siendo un exponente de la oligarquía y miembro de la aristocracia bogotana, tendrá que decidirse y tomar una postura que lo sitúe a la altura de la realidad nacional, afrontando con sabiduría el reto del nuevo gobierno. 

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