Históricamente,
las fuerzas del poder económico internacional han impuesto en los países
atrasados y pobres, los paradigmas, modelos y políticas que les convienen a
ellos, los ricos del mundo, los cuales casi siempre son antagónicos a los
intereses y conveniencias de los pueblos de los países receptores. Para ello,
siempre han necesitado de una oligarquía criolla como la colombiana, que tanto
criticó Jorge Eliécer Gaitán, cuya postura es entreguista y antipatriótica, a
cambio de las migajas que los ricos del mundo dejan caer de la mesa. Así, hoy
vemos en Colombia que los hijos de los viejos políticos, quienes manejan el
Estado, ocupan los cargos de ministros, viceministros o directores y se dedican
a disfrutar del puesto mediante cocteles en los clubes sociales, viajes al
exterior con viático y pasajes pagados por el fisco y a acumular semanas para una
jugosa pensión. Creen que eso es gobernar y que les dieron el cargo sólo para
echar vacanería.
Las fuerzas
de poder mundial presionan al gobierno con mecanismos jurídicos del derecho
internacional, que se legitiman con leyes internas, mediante los cuales imponen
las políticas de sus conveniencias, que son vigiladas a través de los
organismos multilaterales. Le chuzan el pecho al gobierno con amenazas de
sanciones internacionales si llegan a evadir la imposición, que hoy en el
sector financiero y fiscal empujan con el FMI y en el sector real con la OMC.
La oligarquía, que recibe algunos beneficios del negocio, como el de las importaciones,
se encanta con la situación y se olvida que en el interior del país existe un
pueblo que aguanta y aguanta, pero no se sabe hasta cuándo.
Por otro
lado, el gobierno se encuentra con un conjunto de situaciones internas, que al
principio, como la enfermedad del cáncer, no se sienten. La gente del común se
limita simplemente a comentar y quejarse en las conversaciones barriales y
familiares, pero que van acumulando una energía social de descontento que no se
sabe cuándo ni cómo revienta y es ahí, cuando el gobierno se ve en serios
problemas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario