Desde que nació el Estado, hace miles y miles de
años, lo público siempre estuvo dentro de este organismo y sólo hasta finales
del Siglo XX, alguien se atrevió a sacarlo de sus entrañas para llevarlo al
mercado con la finalidad de que se pudiera privatizar la administración. Los
asuntos de interés general que nos competen a todos, son anteriores al Estado;
nacieron desde la época del comunismo primitivo por razones de la ley natural y
el Estado Moderno, que nació paralelamente con el sistema capitalista, acentuó
más la localización de lo público en el seno del Estado, por contraste con lo
privado que tomó fuerza en este sistema económico.
Nunca antes en la historia de la humanidad, sólo
hasta cuando surgió el Capitalismo Rentista, que cogió al Estado de marrano
para su lucrativo negocio de especulación, sustentado en la doctrina neoliberal
el capitalismo postindustrial se inventó el cuento de que el Estado es mal
administrador y que por eso hay que privatizar lo público, ocultando la verdad
de que las fallas no están en el organismo, sino en el régimen político
clientelista, politiquero y corrupto, por un lado, y que el rentismo necesitan
quitarle carga de gastos al Estado para dedicar los dineros de los impuestos
principalmente a pagar el servicio de la deuda que tiene con los especuladores
del dinero.
La recolección, manejo y disposición final de
residuos sólidos ha sido, es y seguirá siendo un asunto público por las
múltiples conexiones directas e indirectas con la ley natural, lo cual además
ha sido un negocio rentable por la facilidad de manipular los ingresos mediante
la imposición de tarifas. Por eso el
manejo de este servicio ha sido de gran atractivo para los capitalistas
inescrupulosos que pretenden llenarse los bolsillos por cuenta de los bienes
públicos. Pero las experiencias en Colombia, aplicadas por presión de las
fuerzas de poder internacional, no han colmado las expectativas creadas
mediáticamente para las privatizaciones. Lo cierto es que en materia de manejo urbano
de residuos sólidos, está todavía por comprobarse la falacia de que las
empresas privadas son eficaces en el manejo de lo público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario