Con el cambio de
Papa y la elección del argentino a quien le recuerdan sus posturas cuando
ejerció el cardenalato, nuevamente se agudizó la polémica, aun sin solución,
que enfrenta la ideología de la modernidad y la ideología de la postmodernidad,
en varios temas importantes sobre los que la Iglesia Católica ha tomado posición.
Los partidarios de la postmodernidad, acusan a sus antagonistas de ser
retrógrados, anticuados, arcaicos, retardatarios y se autoproclaman
progresistas y defensores de los derechos, sobre la base de que la institución
que ha dado la cara para defender la postura opuesta, es la iglesia, que no
utiliza entre sus argumentos la ley natural sino el pensamiento cristiano,
desviando así el verdadero corazón del debate.
Si bien es cierto
la ideología de la modernidad sobre la cual se construyó el pensamiento
clásico, el período renacentista y el Estado Moderno ocurrió entre los siglos
dieciocho y diecinueve, la ley natural no tiene fechas; pues aun en la época
que vivimos, la naturaleza sigue demostrando que sus leyes son poderosas y que
están por encima de las leyes jurídicas y las leyes del mercado. Por lo tanto
en el fondo, la confrontación no está relacionada con la cronología ni tampoco
con las posturas religiosas. Se trata más bien, del enfrentamiento de la ley
natural contra la ley del mercado; es la confrontación entre el Estado Moderno
y el Estado Postmoderno; es el vaivén entre el capitalismo empresarial y el
capitalismo rentista, independientemente de lo que diga la religión católica. Pues
muchos laicos, después del abandono del pensamiento escolástico y canonista,
han fijado posición a favor o en contra de las partes del debate, sin tener en
cuenta sus creencias religiosas.
Cuando los
alemanes crearon el Estado de Derecho, por allá entre el siglo diecinueve y el
veinte, pensaron más en la responsabilidad de este organismo y en la necesidad
de establecer reglas para todos incluido el mismo Estado, que en la evolución
del concepto de los derechos, hoy contaminado con el debate entre la naturaleza
y el mercado. Hoy que impera este tipo de Estado, que los neoliberales han
sabido aprovechar para sostener el capitalismo rentista, el debate se ha
trasladado a un campo donde el tema parece ser religioso y no filosófico o
doctrinario, alejando así a quienes están de acuerdo con la ley natural pero
que no toman partido en materia religiosa. Parecería que este grupo, quienes no
comparten las propuestas postmodernas pero no por motivos religiosos sino por
motivos filosóficos, no tuviera velas en
ese entierro.
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