En
noviembre de 2018 bajo el título “La derechización del continente”, exponía en
esta columna los efectos en la geopolítica mundial derivados de los avances de
la Nueva Ruta de la Seda, estrategia donde se concentra la política exterior de
China. Planteaba en aquel escrito, que el país oriental venía dando pasos de
animal grande y que ese fenómeno de la geoestrategia tenía asustados a los
protagonistas del Nuevo Orden Mundial, que giran en la órbita de la FED de USA
y con el auspicio del Club Bilderberg. Hoy, podemos hacer un recuento y vemos
que el Nuevo Orden Mundial se defiende como león herido y combinando todas las
formas de defensa, realiza operaciones abiertas y encubiertas para no perder el
dominio de Latinoamérica frente a los chinos. El Nuevo Orden Mundial en el
campo monetario y la Nueva Ruta de la Seda en el campo de la infraestructura y
el comercio es decir, en el sector real de la economía.
Una de las
acciones de defensa es la proliferación de sectas religiosas basadas en el
contenido de la biblia, por medio de lo cual difunden la sumisión y la
resignación para facilitar el sometimiento sin ánimo de insurgencia y rebelión
en contra del establecimiento, lo cual se complementa con el aglutinamiento de votos
cautivos que inciden notoriamente en la elección de gobernantes.
También
vemos el papel de los grandes medios de comunicación, que son de su propiedad,
como CNN, Fox, NBC, BBC, que intervienen deliberadamente en la creación de
opinión pública y coaccionan la conducta colectiva de los individuos. Noticias
falsas, propaganda sucia, imágenes distorsionadas de la realidad y todo tipo de
métodos subliminales para manipular conciencias, son el pan del día en la
actualidad.
El uso de
la tecnología cibernética y las redes sociales para dañar la imagen de los
contradictores y de quienes se oponen al modelo económico que sustenta esa
política mundial, como lo es el enfoque neoliberal, mediante la “ciberwar” con
la cual interfieren las campañas electorales a favor o en contra de candidatos,
todo complementado con los hackers que interfieren el software de los
organismos electorales para alterar los resultados reales, o montar falso
resultados como ocurrió en Bolivia.
Campañas de
desprestigio a líderes políticos que se oponen al modelo de globalización
financiera, tratando de dañar su imagen y de crear posturas políticas en el
electorado sustentadas en el temor frente a dichos dirigentes, insinuando que
los cambios en las política neoliberales son perjudiciales para la comunidad,
complementado esto con montajes judiciales, que realizar en complicidad con jueces
corruptos, para destruir las campañas de los opositores.
Y
últimamente, el despliegue de mecanismos de represión para frenar el
descontento contra el modelo y la protesta, fortaleciendo los organismos
armados oficiales, con armas que han inventado bajo el nombre de “no letales”,
que suministran a los gobiernos para que impriman violencia a las expresiones
de protesta, con fines de eliminar los intentos de alteración del orden
establecido, como se puede ver en Colombia con la decisión de incrementar la
tropa del Esmad y comprar nuevas tecnologías para atacar las manifestaciones.
No
obstante, como el derrumbe del modelo no es por culpa de las acciones de los
chinos sino por culpa de las debilidades internas del mismo, nada de eso
servirá, aunque se fortalezcan en el sector real de la economía tratando de
dominar la posesión del petróleo, como fuente energética y tecnológica, lo cual
también están haciendo a punta de violencia; no les servirá de mucho, porque
las leyes de la economía y las fuerzas de la historia son más fuertes que los
mecanismos que están utilizando para la defensa del Nuevo Orden Mundial.
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