miércoles, 4 de julio de 2018

EL RUMBO DE LA ECONOMÍA


El sistema económico es tan antiguo como la especie humana y su creación fue producto de la ley natural que por instinto, propició el surgimiento de varios mecanismos necesarios para la conservación de la vida, como una fuerza inercial existente en todos los fenómenos donde existe vida. La asociatividad, la comunicación, el amor, lo público, etc., son medios resultantes de la fuerza del instinto que conjuntamente con la economía fueron resultado de las leyes de la naturaleza.

Pero con el tiempo, el pensamiento humano fue introduciendo en el sistema económico elementos condicionados a factores humanos que se fueron alejando de los principios establecidos por la naturaleza, los cuales consisten en garantizar las condiciones de vida, suministrando los bienes y servicios necesarios para la conservación de la especie biológica, incluidos todos los individuos de la especie, sin discriminar ni excluir a ninguno, por cuanto la biología no distingue entre unos y otros los miembros de la comunidad natural.

El pensamiento humano, motivado por intereses materiales particulares, fue cambiando la trayectoria de la economía hasta llegar a un punto, como el que tenemos hoy donde impera el Capitalismo Rentista, cuyo soporte conceptual basado en el ideario neoliberal, ha roto todos los fundamentos de la ley natural y ha colocado la economía en el extremo totalmente opuesto, de imponer por encima de la vida y la conservación de la especie,  los intereses de grupos minúsculos de humanos, pero poseedores de escandalosas sumas monetarias, suficientes para controlar el Poder de Estado y colocar este organismo a su servicio.

Hoy día la economía está bien o mal, según la situación en que se mueve el mercado de capitales, independientemente de las condiciones de vida de la gran masa social; y como la globalización financiera ha permitido al capitalismo financiero internacional someter los países a los flujos internacionales de capital, las naciones perdieron su autonomía y la soberanía se ha reducido a un discurso imaginario para reducir cualquier movilización interna orientada al cambio de la situación.

Ayer no más, escuchamos al presidente del BBVA afirmar que México había caído en un error al elegir un presidente que se aparta del modelo del Capitalismo Rentista, que solo usa al Estado para hacer sus negocios prestándole dinero y sometiendo la política fiscal solamente al pago del servicio de la deuda, por lo cual todas las propuestas que privilegien la atención a la población más pobre poniendo en riesgo el pago a los rentistas, hoy agrupados en los fondos de inversión, son tildados de manera peyorativa de “populistas”, como si el populismo no fuera, precisamente, la esencia del Estado del Bienestar. Y a través de los medios de comunicación, que ellos mismos controlan, han logrado adelantar la cruzada ideológica hasta el punto que en la opinión pública ya también se considera que todos los mecanismos institucionales deben estar al servicio del capital financiero, sin considerar las necesidades humanas, dentro de lo que ha sido la manera más perversa de cambiar el rumbo de la economía.

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