El pasado 11 de enero, escribía en esta columna con el título “Panorama
de la economía”, que el país había terminado el año anterior con situaciones
que no mostraban buen augurio para este y los años siguientes y pasados cuatro
meses, ya se comienza a evidenciar los hechos que muestran el estado recesivo
de la economía, aunque el gobierno lo oculte y muestre cifras diferentes, tal
como ocurre con la tasa de desempleo que según el organismo oficial, en el mes
de marzo bajó; pero ya se sabe que la metodología de esa entidad es dudosa y
por lo general anda sesgada frente a la realidad. El Dane no se refiere a la
gente desempleada, sino a las personas que están buscando empleo, que es
diferente; seguramente estas disminuyeron cansadas de buscar y no encontrar,
pero con acierto podemos afirmar que el desempleo disfrazado y el subempleo
muestran cifras escandalosas. Es preocupante ver el porcentaje de las personas
que trabajan mediante contrato a término fijo, las de prestación de servicios o
las que enganchan a destajo por período de un año, que terminaron el trabajo el
31 de diciembre y esta es la fecha, cuatro meses después, que no las han vuelto
a llamar para continuar la actividad laboral. Tal es la situación, que el B. de
la R. disminuyó la tasa de interés en 50 puntos básicos, a ver si se reactiva
la economía.
Pero lo que más inquieta es escuchar los comentarios de los medianos y
pequeños empresarios ya sea de producción, comercio o servicios. La queja es
generalizada: las ventas este año no ha comenzado. Son muchos los propietarios
de negocios comerciales o de servicios que hoy se quejan porque no han tenido
ni para pagar el arriendo del local donde operan y menos aún para enganchar
personal. Es ahí, en este segmento de la oferta, donde más golpea la recesión.
La poca demanda que queda la acaparan las grandes empresas, las multinacionales
y los productos extranjeros, traídos de China principalmente, de modo que al
mediano y pequeño empresario criollo le toca llevar del bulto. Las ventas están
muy malas este año, es el común denominador en los comentarios de los pequeños
empresarios, con el agravante de que la idiosincrasia nacional siempre prefiere
los artículos extranjeros y menosprecia la producción nacional, bajo el
supuesto de que lo colombiano es malo o es más costoso, muchas veces, sin haber
hecho las comparaciones pertinentes.
Por supuesto, salir de atolladero no es fácil, cuando las fuerzas de
poder internacional presionan para que se baje el gasto público; cuando el
déficit fiscal es grave, pero, sobre todo, cuando las autoridades económicas se
obstinan en obedecer a los organismos multilaterales aplicando medidas de política
que ya está comprobado, no solucionan el problema, sino que por el contrario,
lo agravan más. Las formulas del FMI para proteger el capitalismo financiero
internacional impuestas desde el comienzo del siglo, son la causa de la
situación por lo cual esas mismas medidas no traerán la solución; pero el
gobierno insiste en aplicarlas obedientemente y de esa manera sí será muy
difícil contrarrestar las manifestaciones de la recesión.
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