martes, 5 de abril de 2016

GOBERNANZA DEL TRANSPORTE PÚBLICO

Gústenos o no, desde 1991 rige en Colombia el Estado Neoliberal y con base en sus reglas de juego se debe manejar los procesos sociales y económicos en todos los niveles de gobierno. La Constitución y la ley imperan y si no nos gusta, antes hay que hacer los cambios desde su origen; mientras tanto, toca acatarlas. Este tipo de Estado tiene sus propias particularidades en las relaciones Estado-Sociedad que operan bajo el esquema de la democracia participativa donde la antigua gobernabilidad se ejerce a través de la gobernanza, concepto que se introdujo en 1989, y que implica la aplicación de los principios gerenciales en el manejo de lo público, ahora cuando lo público está en el mercado y en este escenario si no se aplica el modelo de Estado Gerencial, el ejercicio de la autoridad sufre estrangulamientos de alto impacto.

El transporte urbano, como un servicio público privatizado desde sus orígenes, navega en el mercado como la mayoría de los bienes públicos en la postmodernidad, por lo cual el caso debe ser tratado con enfoque gerencial. Esto significa que, como cualquier bien privado, la regulación del proceso debe partir de un análisis de la demanda que encierre todos los aspectos inherentes a esta fuerza que hace parte del mercado.

Por supuesto, el diálogo y la concertación son elementos básicos en la gobernanzas; pero es insulso sentarse en una mesa a exponer posturas subjetivas y personales sin que se disponga de los elementos de juicio objetivos con argumentos técnicos. El análisis del mercado requiere un estudio de demanda que permita identificar precios, gustos y preferencias del consumidor, capacidad de pago, sustitutos y complementarios, etc., para finalmente definir segmentos y nichos de mercado que condicionen la respuesta de la oferta mediante el conjunto de alternativas disponibles en la realidad socioeconómica de ese mercado. Por lo menos así lo señala la teoría.

En la realidad socioeconómica del subdesarrollo no es pertinente pensar sólo en una oferta con los medios propios de Norteamérica y Europa. En nuestras condiciones han surgido opciones diversas para atender la necesidad pública de la movilización urbana y todas, desde que existen, es porque tienen condiciones para satisfacer alguna porción territorial del mercado o algún nicho de consumidores, por lo cual todas deben tener cabida en el mercado, que debe ser debidamente racionalizado, regulado, ordenado y formalizado, a la altura de todos los bienes públicos.

El caso de la crisis del transporte público urbano y la movilidad no es propio de ninguna ciudad en especial, sino un fenómeno complejo que hoy existe en casi todos los países del antiguo tercer mundo, a quienes les toca asumir los problemas bajo una misma realidad global extendida por todo el mundo como consecuencia de los patrones universales, que obligan a revisar y actualizar los esquemas de gobernanza del transporte público.

No hay comentarios:

Publicar un comentario