En
años anteriores la tasa de desempleo estuvo por debajo de dos dígitos y el
gobierno se atribuyó esa cifra a resultados de su gestión, hasta el punto que
prometió en público que una meta de su gobierno era seguirla bajando, no
obstante que ese comportamiento del indicador obedecía a factores coyunturales
que no son eternos y que al desaparecer también se modificaría la cifra.
Hoy
estamos viendo que esa tasa nuevamente está sobrepasando los dos dígitos, por
lo cual los argumentos de los bajos salarios y la exención de impuestos a los
capitales disque con el fin de bajar el desempleo, es falso. La verdad se
concentra en factores estructurales que posee la economía colombiana y que pesan
más y determinan la realidad del comportamiento de la tasa de desempleo.
Cómo
estará la situación general de la economía, que a pesar de que la metodología
que usa el DANE para realizar los cálculos es engañosa porque considera
empleado a cualquiera que esté en el rebusque, sin jornada de ocho horas, sin
salario fijo y sin prestaciones sociales, el indicador se elevó, como
consecuencia de fenómenos derivados del sector externo, la política cambiaria y
fundamentalmente, por los estrangulamientos que tiene el aparato productivo
nacional, los cuales datan desde hace más de un cuarto de siglo. Para que la
generación de empleo sea sólida, estable, creciente y duradera, las principales
fuentes deben ser los sectores agropecuario e industrial y hasta la
construcción de vivienda que jalona más de treinta ramas de la actividad
industrial. Pero las cifras menores a dos dígitos estaban originadas en
sectores terciarios, con su volatilidad y debilidad ante movimientos
macroeconómicos coyunturales.
El
desempleo en Colombia es constitucional y se consagra en el Artículo 373 que le
fija a la autoridad monetaria la función de controlar la inflación, en clara
oposición a la de promover el pleno empleo, como era en la vieja constitución.
En un país subdesarrollado sin suficiente ahorro interno y sin tecnología
propia, controlar la inflación significa aumentar el desempleo. Y para acabar
de completar, las políticas de inserción de Colombia en la economía
globalizada, han sido las de extinguir el aparato productivo nacional con la
avalancha de importaciones para complacer la elevada propensión marginal al consumo de
importados que reina en la idiosincrasia nacional. Pero lo más grave es que la
situación actual no es transitoria, como sí lo fue la anterior con tasa de un
dígito. Ahora de lo que se trata es que hemos regresado a nuestra propia
realidad del desempleo, donde la creación de cargos anualmente es inferior a la
tasa de crecimiento de la población o a la incorporación de nuevas personas a
la población económicamente activa, que cuando no emigra a rebuscarse en otro
país, termina engordando el ejercito de desempleados y con ello contribuyendo a
reafirmar esta crónica del desempleo.
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