En
1989, cuando se derrumbó la “cortina de hierro”, se difundió por el mundo el
cuento de que como se acabó la guerra fría ya no había peligro; que gracias a la caída del comunismo, llegaría la
paz al universo. Pero transcurrido un cuarto de siglo vemos que la situación ha
empeorado, ahora por otros motivos.
Primero,
al finalizar el siglo, fue por el petróleo. Ahora en el presente siglo, cuando
la dominación sobre el petróleo por los grupos de poder interesados y el precio
ha bajado tanto que el negocio ya no es tan bueno para países que lo poseen
pero que son pobres como el caso colombiano, otros factores son motivo de los
fenómenos bélicos y de la proliferación de guerras en distintos lugares del
planeta.
El
apetito desmedido de los miembros del Club Bilderberg donde se concentra la
centena de los ricos más ricos del mundo y su afán por la construcción del
“Nuevo Orden Mundial”, ha creado situaciones contrarias a sus propósitos que
están desembocando en enfrentamiento armados totalmente degradantes de la
dignidad humana.
Ahora
la situación monetaria mundial que ha puesto al dólar en serios apuros con el
fortalecimiento de la Banca Islámica y la circulación de monedas diferentes por
el seno de países fuertes como Rusia y China, ha impulsado al círculo que rodea
a la Reserva Federal a realizar acciones que generan reacción de parte de los
países y grupos antagónicos, que en muchos casos, actúan de manera perversa y
con métodos violentos. La pregunta es: quién comenzó primero?
Desde
que USA adoptó en su política exterior el concepto de la “guerra preventiva”
utilizando como argumento su interpretación amañada del artículo 51 de la Carta
de las Naciones Unidas, el mundo no ha parado de pelear. Con un pretexto o con
otro; pero siempre en el fondo se observan dos aspectos: el petróleo y las
reservas internacionales, que desde la época de Bretton Woods, se han vestido
con el ropaje del dólar que emite la FED.
El
caso de Irak y Siria ya está tomando visos nauseabundos. Contaminado por un
factor ideológico impregnado de fanatismo y dogmatismo, las acciones de los
protagonistas son inhumanas, tanto por los asesinatos a sangre fría del Estado
Islámico como por los bombardeos indiscriminados de la contraparte, en una guerra
que ya no se comprende porque parece que están peleando todos contra todos.
Es
impredecible el resultado donde terminará la situación; pero como la violencia
incrementa más la violencia, el conflicto universal está expuesto a un
escalamiento progresivo que lo más probable, es que someterá a la humanidad con
las generaciones futuras, a vivir todas las más terribles manifestaciones de la
convulsión de las guerras.
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