A raíz del tan
sonado caso de Grecia por motivo de su deuda pública externa, bien vale hacer
una reflexión acerca de lo que ocurre en Colombia, porque esta es una
información que si bien está a la vista de todos, su difusión y sobre todo la
comprensión, se centra más en algunos círculos cerrados.
Hace 20 años,
recién institucionalizado el modelo del Capitalismo Rentista, la deuda pública
externa era de 15.540 millones de dólares que equivalían al 14.3 % del PIB. Al
cierre de marzo de este año 2015, ese saldo se elevaba a 63.532 millones de
dólares equivalentes a 19.7 % del Producto Interno Bruto, lo cual muestra un
incremento del 408.8 % del saldo durante los dos decenios y un aumento de la
participación en el PIB del 138 %. Y sigue creciendo, según anunció Cárdenas
para balancear el presupuesto del 2016.
El DANE dice que
hoy tienen el país 48.233.937 habitantes o sea que cada uno de nosotros tiene
una deuda con el exterior de $ 3.624.677, teniendo en cuenta que el dólar se
cotiza a $ 2.751.88. Como la deuda pública es de todos los colombianos, hoy una
familia promedio debe al exterior la suma de $ 13.411.305, considerando que la
cifra oficial dice que el promedio de personas por familia es de 3,7.
Pero lo más grave
no es tanto el saldo de la deuda con el exterior, sino la amortización anual de
la misma con los intereses. En el año 2014, sólo considerando la deuda de largo
plazo, la nación pagó US$ 5.138 millones de dólares de los cuales la suma de
US$ 2.593 millones de dólares fue por cuenta de intereses, que es lo grave,
porque al fin y al cabo el principal algún día llegó y se utilizó para alguna
necesidad pública; pero los intereses son una extracción que se hacen del sudor
de los colombianos para alimentar a los rentistas del mundo. O sea que en 2014,
se nos llevaron más de siete (7) billones de pesos, más del doble de lo que tiene
el presupuesto el sector agropecuario este año. En 2010 el pago de intereses
fue de 2.271 millones de dólares, o sea que en los cinco años se incrementó en
el 14,2 %. Y ahí no está incluida la deuda de corto plazo.
Ya el gobierno presentó
el proyecto de presupuesto para el 2016 y en él se muestra una reducción
significativa a la inversión, tanto que el sector agropecuario puso el grito en
el cielo y los responsables de la infraestructura también se quejaron, porque
siempre ocurre lo mismo: el primer sacrificado es la inversión con tal de pagar
cumplidamente la deuda. Agravando la situación porque con ello se contrae la
demanda agregada, esto baja la base tributaria que disminuirá los ingresos
corrientes del gobierno, que son la fuete para sacar los recursos de pagar la
deuda, de modo que se abre un espiral
que nos ofrece un futuro en el mediano plazo bastante preocupante, motivado por
el modelo global del capitalismo postmoderno, que viene mostrando síntomas de
su fracaso desde 2008, pero que, como todo en la historia económica, tardará
varias décadas en desplomarse del todo arrastrando a los países que viven
atados al modelo. Estábamos pensando mucho en Grecia donde según la prensa
internacional no escampa, pero nos estábamos olvidando que en Colombia también
llueve.
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