miércoles, 22 de julio de 2015

EN COLOMBIA TAMBIÉN LLUEVE

A raíz del tan sonado caso de Grecia por motivo de su deuda pública externa, bien vale hacer una reflexión acerca de lo que ocurre en Colombia, porque esta es una información que si bien está a la vista de todos, su difusión y sobre todo la comprensión, se centra más en algunos círculos cerrados.

Hace 20 años, recién institucionalizado el modelo del Capitalismo Rentista, la deuda pública externa era de 15.540 millones de dólares que equivalían al 14.3 % del PIB. Al cierre de marzo de este año 2015, ese saldo se elevaba a 63.532 millones de dólares equivalentes a 19.7 % del Producto Interno Bruto, lo cual muestra un incremento del 408.8 % del saldo durante los dos decenios y un aumento de la participación en el PIB del 138 %. Y sigue creciendo, según anunció Cárdenas para balancear el presupuesto del 2016.

El DANE dice que hoy tienen el país 48.233.937 habitantes o sea que cada uno de nosotros tiene una deuda con el exterior de $ 3.624.677, teniendo en cuenta que el dólar se cotiza a $ 2.751.88. Como la deuda pública es de todos los colombianos, hoy una familia promedio debe al exterior la suma de $ 13.411.305, considerando que la cifra oficial dice que el promedio de personas por familia es de 3,7.

Pero lo más grave no es tanto el saldo de la deuda con el exterior, sino la amortización anual de la misma con los intereses. En el año 2014, sólo considerando la deuda de largo plazo, la nación pagó US$ 5.138 millones de dólares de los cuales la suma de US$ 2.593 millones de dólares fue por cuenta de intereses, que es lo grave, porque al fin y al cabo el principal algún día llegó y se utilizó para alguna necesidad pública; pero los intereses son una extracción que se hacen del sudor de los colombianos para alimentar a los rentistas del mundo. O sea que en 2014, se nos llevaron más de siete (7) billones de pesos, más del doble de lo que tiene el presupuesto el sector agropecuario este año. En 2010 el pago de intereses fue de 2.271 millones de dólares, o sea que en los cinco años se incrementó en el 14,2 %. Y ahí no está incluida la deuda de corto plazo.

Ya el gobierno  presentó el proyecto de presupuesto para el 2016 y en él se muestra una reducción significativa a la inversión, tanto que el sector agropecuario puso el grito en el cielo y los responsables de la infraestructura también se quejaron, porque siempre ocurre lo mismo: el primer sacrificado es la inversión con tal de pagar cumplidamente la deuda. Agravando la situación porque con ello se contrae la demanda agregada, esto baja la base tributaria que disminuirá los ingresos corrientes del gobierno, que son la fuete para sacar los recursos de pagar la deuda, de  modo que se abre un espiral que nos ofrece un futuro en el mediano plazo bastante preocupante, motivado por el modelo global del capitalismo postmoderno, que viene mostrando síntomas de su fracaso desde 2008, pero que, como todo en la historia económica, tardará varias décadas en desplomarse del todo arrastrando a los países que viven atados al modelo. Estábamos pensando mucho en Grecia donde según la prensa internacional no escampa, pero nos estábamos olvidando que en Colombia también llueve. 

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