El apocalipsis para
la humanidad comenzó con la transformación del capitalismo empresarial al
capitalismo rentista por allá en la década de los ochenta. Por supuesto, no es
que antes no hubiera existido rentistas ni que ahora no existan empresarios;
pues los rentistas existen desde la antigüedad cuando Aristóteles en Grecia los
criticó, Jesucristo los sacó a latigazos del templo y en 1928 fueron los
protagonistas de la crisis de la economía, precisamente el evento que les
sirvió para inspirar los cambios que introdujeron en los ochenta. Así mismo y
como todos vemos, hoy los empresarios principalmente industriales, están ahí,
vivitos.
La especificidad en
el cambio se encuentra es en las políticas del gobierno. Anteriormente, las
políticas macroeconómicas (fiscal, monetaria y cambiaria) se dictaban para
favorecer a los industriales de las multinacionales y hoy estas políticas se
dedican a favorecer a los rentistas agrupados en los distintos tipos de fondos.
Es decir, el capitalismo rentista se consolidó cuando los fondos se tomaron el
poder de Estado y sometieron este organismo a sus intereses, cosa que sucedió
cuando llegaron al poder Reagan en USA y Thatcher en el Reino Unido. A partir
de ahí y durante esa década, se cocinó el nuevo modelo que trajo nuevos
paradigmas en las ciencias sociales, en la política y principalmente en el tipo
de Estado y sus finanzas.
Los rentistas ya en
el poder, para comenzar, estrangularon las finanzas del Estado castrando sus
fuentes de ingresos mediante la prohibición de emitir dinero, obtener préstamos
bancarios y cobrar impuestos directos. Seguidamente obligaron al organismo a
financiarse recurriendo a ellos mediante la colocación de papeles en el mercado
de capitales que ellos compran, convirtiéndose así en los prestamistas del
gobierno. Paralelamente, impusieron todas las demás medidas complementarias a
través de las políticas macroeconómicas, hasta el punto que hoy la política
fiscal se ha reducido simplemente a cobrar impuestos indirectos y a pagar
cumplidamente el servicio de la deuda; la política monetaria a frenar la
inflación para que no se deteriore la renta fija de los papeles de mercado y la
política cambiaria a ser espectador de los vaivenes del mercado de divisas. Y
el FMI como agente protector de los rentistas del mundo, todos agrupados en la
OCDE, dedicado a velar porque el dinero
de los impuestos no se desvíe de su fin primordial que es pagar cumplidamente
el servicio de la deuda. El monitoreo periódico se concentra en verificar que
la cuantía de papeles colocados no sobrepase la capacidad del recaudo de
impuestos, no vaya a ser cosa que suceda lo mismo que está ocurriendo en
Grecia. Las finanzas públicas son simplemente abrir un hueco hoy para tapar el
hueco de ayer. Colocar papeles hoy, o sea endeudarse, para cubrir el déficit
fiscal que surge por recoger los papeles que se colocaron ayer y que hoy se
vencen.
Grecia es solo el primero, que se adelantó un poco porque ocultó al FMI la verdad sobre el
endeudamiento y el recaudo, llegando a sobrepasar su capacidad hasta el punto
de que la deuda se hizo impagable. Pero siguen en fila los demás países
diferentes al G7 que es donde se concentran los verdaderos ricos capitalistas
del mundo y que sostienen el modelo, el cual sufrirá el bumerán como víctima de
su propio invento y a esos países les tocará comer de su cocinado por el cambio
del capitalismo empresarial al capitalismo rentista.
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