miércoles, 11 de marzo de 2015

RESCATE DEL PARTIDO LIBERAL

Tal como van las cosas, el uribismo regresará al poder en 2018. Es un grupo que tiene postura política bien definida; de la extrema derecha neonazi, pero clara y concisa; tiene líder de conformidad con la cultura caudillista que impera en Colombia; tiene organización con afiliados y todo; los militantes están ahí por convicción y no por puestos o contratos; sin mermelada lograron el 21 % del censo electoral y ante todo, poseen gran disciplina, obediente y sumisa frente a su jefe y de manera contundente defienden los postulados neoliberales del capitalismo rentista. Es decir, posee todos los factores que requiere un movimiento político para triunfar. Mientras tanto, el resto, es una montonera de politiqueros donde cada uno solo piensa en su propio beneficio personal sin importar el futuro político nacional.

Se supone que, según el trasfondo doctrinario que sustenta la praxis política, del otro lado debería estar la doctrina que gira en torno a la socialdemocracia, la que defiende el papel del Estado como conductor de la economía, como rector de los procesos sociales y ante todo, como administrador de los bienes públicos, la cual en teoría y en papeles, está a cargo del Partido Liberal que desde el primer año de este siglo incluyó en su plataforma política un contenido de este corte, pero que cayó en manos de la Casa Gaviria, quien introdujo el neoliberalismo al país, y alejó al partido de los postulados consagrados en su plataforma política.

Aunque no nos guste, es lo único que hay. Es el partido que está afiliado a la Internacional Socialista y el de mayor trayectoria y potencia entre los que se declaran socialdemócratas, por lo cual el régimen político requiere su salvación. No es adecuada la fórmula de Eduardo Verano, uno de los autores intelectuales de la postura, quien al ver la torcida que se pegó el partico se alejó tratando de crear otro frente socialdemócrata por aparte, sino todo lo contrario. Se trata de que desde su interior, se geste una corriente que derrote el gavirismo y enderece el rumbo de la organización encarrilándolo al tenor de la plataforma vigente y los estatutos.

No ha surgido ni el líder ni la corriente que adelante los procesos; pero en el seno del grupo se percibe la inconformidad con el rumbo que ha tomado en los últimos años y el deseo de que la organización retome la línea socialdemócrata y se aleje de esa manía de andar detrás de la mermelada, sin ideas, sin propuestas y sin conciencia, para que pueda asumir la tarea de enfrentar a la extrema derecha de la política colombiana. Ante los errores que siguen cometiendo los grupos llamados de izquierda y los nuevos movimientos surgido recientemente por fuera de los partidos tradicionales, la historia política colombiana necesita de que al interior del liberalismo se desarrolle un movimiento que se retire de las componendas electorales, se revele contra los caciques que ocupan las curules en el Congreso y se concentre en un verdadero proceso político que conduzca al rescate del Partido Liberal.

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