miércoles, 18 de marzo de 2015

¿PARA QUÉ SE HACEN ELEGIR?

En la época del Estado Interventor-Benefactor centralista, cuando el organismo operaba mediante el Modelo Burocrático, era razonable que la responsabilidad frente a los conflictos sociopolíticos regionales estuviera a cargo del gobierno nacional. Pero ahora, en el Estado Postmoderno, cuando opera el Modelo Gerencial, es improcedente que los gobiernos territoriales le saquen el cuerpo a los problemas y acudan a la Nación para enfrentar las situaciones que afectan la vida normal de las comunidades asentadas en el territorio.

Los gobernantes territoriales son los gerentes públicos por excelencia, a quienes la ley les ha otorgado los instrumentos con los cuales deben asumir su responsabilidad y competencia, frente a todos los casos de interés general. Se aleja de los principios éticos la actitud que, cuando se trata de aprovechar los bienes públicos departamentales para beneficio personal realizando acciones clientelistas, el gobernante está en la vanguardia; pero cuando se trata de asumir sus competencias para resolver los temas que son de interés general, ahí pasa a la retaguardia.

En Cauca se vive una situación que ya es estructural, en la que cada cierto tiempo se presenta la confrontación entre las comunidades indígenas y los organismos del Estado por el asunto de la tenencia de tierras y el gobierno departamental, en lugar de ejercer su competencia y legitimidad impuesta por la Constitución Política y el elector primario, acude al nivel central. Es crónico que llega desde Bogotá un ministro y firma un compromiso por encima de las normas fiscales, que luego no se cumple por impedimento de estas mismas normas. Y vuelve y se repite.

Corresponde al gobernante territorial aplicar la norma vigente y mediante técnicas de marketing público y los procedimientos propios del Estado Gerencial, negociar, concertar, y diseñar los mecanismos de co-gestión para desarrollar procesos de coexistencia armónica y constructiva entre los diferentes grupos étnicos que se asientan en el territorio. Luego sí, llevar a Bogotá las propuestas y los proyectos técnicamente elaborados y dando cumplimiento a las normas fiscales para que la salida sea viable. El caso no es simplemente de conceder tierras, sino de establecer un mecanismo permanente y sostenible de convivencia sobre la base del ordenamiento territorial y el diálogo intercultural que aporte a la construcción de futuro dentro de los cánones del desarrollo endógeno con aprovechamiento de las potencialidades, el cual sólo es posible si el gobernador asume el necesario y correspondiente liderazgo al tenor de las normas vigentes y los cánones de la gerencia pública que ordena la ley. Es un caso de sabiduría, de ingeniería social, de voluntad política y de colocar el interés general y el bien común por encima del interés personal y el uso de los recursos departamentales sólo como plataforma de su futuro político. Si los gobernantes territoriales no están en condiciones de asumir el compromiso con la gobernanza, ¿para qué se hacen elegir? 

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