miércoles, 18 de febrero de 2015

LOS ALCANCES DE LA HABANA

Tanta alharaca que ha hecho el gobierno por la negociación que adelanta con las Farc, ha creado gran expectativa y de verdad, muchos piensan que de culminarse con éxito el diálogo, llegará la paz a Colombia. Nos recuerda cuando a mediados de 1991, también desde el alto gobierno se nos dijo a los colombianos que llegaba la nueva Constitución Política y que por esa nueva carta, iban a correr ríos de leche y miel por todo el territorio nacional, que a partir de ese momento, Colombia sería algo así como un paraíso terrenal. Pasados veintitrés años, todavía estamos esperando ese paraíso y por el contrario, todo ha empeorado.

Se dice que sin la presencia de esa organización guerrillera se aumentará la tasa de crecimiento del PIB en más de dos puntos, porque hoy ese fenómeno de violencia es un obstáculo para la actividad empresarial, lo cual es cierto. Pero hay que preguntarse si eso basta, porque hoy existen otras manifestaciones de violencia, principalmente en los centros urbanos, que también y con mayor impacto, están obstaculizando la actividad económica, como ocurre con la extorsión que en muchas ciudades alcanza niveles inimaginables.

La prensa nos informa sobre el caso de Buenaventura, donde hasta los vendedores ambulantes de las esquinas son víctimas del boleteo so pena de que las piquen en las macabras casas del crimen. Hay barrios en Cali donde todos los tenderos tienen que pagar cuotas a las pandillas organizadas que amenazan con la muerte o con la destrucción del local comercial. El caso de Tuluá, que se hizo famoso por el Tino Asprilla, es simplemente uno más, y así sucesivamente.

Según la publicación de una revista bogotana, la Fiscalía General de la Nación dijo que en el país existen 1.250 bandas criminales operando, más las que faltan por comenzar cuando los actuales guerrilleros queden sin empleo. Según la publicación, estas “son organizaciones informales y pequeñas dedicadas al hurto, la extorsión y el microtráfico”. La cifra es escandalosa.

Son muchos los casos en que los empresarios, generalmente pequeños porque los grandes están debidamente custodiados por su propios ejércitos de seguridad privada, se ven obligados a abandonar la actividad económica porque no soportan la presión del boleteo, lo que constituye un verdadero impedimento para el progreso de la economía, cuando hoy se dice que la solución del desarrollo no es la instalación de grandes empresa extranjeras sino el emprendimiento endógeno que fortaleza la base económica.

Faltaría entonces, que en la política de paz del gobierno se agreguen los mecanismos para neutralizar estos factores de violencia que en las ciudades están haciendo tanto daño, o que se hable claro a la ciudadanía limitando la publicidad oficial dentro de la dimensión real del problema, para que no se crea que va a llegar la paz sin tener en cuenta la limitación de los alcances de La Habana.

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