La dualidad de la zona rural que presenta un
subsector, llamado moderno, caracterizado por el latifundio, los terrenos
fácilmente mecanizable y las formas capitalistas de producción y cambio, por
una parte, y el otro subsector generalmente arrinconado en las laderas, con
propiedad minifundista y en su mayor parte con formas precapitalistas en la
economía, ahora se levanta contra el gobierno, cada uno por su lado, pero en
serias protestas por la situación que siguen afrontando, con sendos argumentos
de su propia cosecha.
La semana pasada fue la entrevista del representante
de la SAC en un
diario bogotano, quien manifestó su inconformidad con el argumento central de que
en Colombia no existe una política de Estado para el sector y que nunca ha
existido una política consecuente, lo cual en gobierno aceptó. Es lógico: las
políticas del gobierno colombiano, siempre manejado por una oligarquía
entreguista y arrodillada, durante toda la historia ha realizado su gestión
obedeciendo órdenes de los organismos internacionales de poder que siempre
orientan a los sometidos bajo los intereses de los ricos del mundo. Cuando los
poderosos eran los industriales, las políticas de Estado eran para favorecer a
estos empresarios; ahora que son los rentistas enroscados a través de los
fondos y la banca de inversión, las
políticas de Estado y las gubernamentales son para favorecer el capitalismo
rentista.
Nunca los ricos del mundo han sido agentes del
sector agropecuario, por lo cual nunca ha habido políticas de Estado para este
sector y mucho menos para favorecer el subsector de economía campesina, que le
llaman tradicional. Por eso los compromisos adquiridos con los campesinos el
año anterior para calmar la protesta, no se han cumplido; ni se cumplirán.
Ahora en plena campaña electoral, nuevamente el
sector rural, tanto los empresarios capitalistas como los campesinos, están
agitando sus bases, tal como se anunció desde el año pasado, cuando desde
diferentes frentes se dijo que las medidas adoptadas en aquella época no eran
las adecuadas, pero que, como siempre, los hijos de político que han manejado
este gobierno, no paran bolas por su propia ineptitud. Al dirigente de la SAC , simplemente lo regañaron
y con eso bastó por ahora; pero no parece suceder igual con la dirigencia
campesina que ya comenzó a movilizar sus
bases como preámbulo de un nuevo paro, lo que colocaría en serios aprietos al
gobierno que como respuesta a la protesta del pasado, nombró ministro a un
sujeto en cuya hoja de vida aparecían antecedentes abiertamente contrarios a
las necesidades de los campesinos y que por lógica razón conduciría a que en la
historia de las protestas contemporáneas aparezca el agro otra vez.
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