miércoles, 19 de marzo de 2014

EL AGRO OTRA VEZ

La dualidad de la zona rural que presenta un subsector, llamado moderno, caracterizado por el latifundio, los terrenos fácilmente mecanizable y las formas capitalistas de producción y cambio, por una parte, y el otro subsector generalmente arrinconado en las laderas, con propiedad minifundista y en su mayor parte con formas precapitalistas en la economía, ahora se levanta contra el gobierno, cada uno por su lado, pero en serias protestas por la situación que siguen afrontando, con sendos argumentos de su propia cosecha.

La semana pasada fue la entrevista del representante de la SAC en un diario bogotano, quien manifestó su inconformidad con el argumento central de que en Colombia no existe una política de Estado para el sector y que nunca ha existido una política consecuente, lo cual en gobierno aceptó. Es lógico: las políticas del gobierno colombiano, siempre manejado por una oligarquía entreguista y arrodillada, durante toda la historia ha realizado su gestión obedeciendo órdenes de los organismos internacionales de poder que siempre orientan a los sometidos bajo los intereses de los ricos del mundo. Cuando los poderosos eran los industriales, las políticas de Estado eran para favorecer a estos empresarios; ahora que son los rentistas enroscados a través de los fondos y la banca de inversión,  las políticas de Estado y las gubernamentales son para favorecer el capitalismo rentista.

Nunca los ricos del mundo han sido agentes del sector agropecuario, por lo cual nunca ha habido políticas de Estado para este sector y mucho menos para favorecer el subsector de economía campesina, que le llaman tradicional. Por eso los compromisos adquiridos con los campesinos el año anterior para calmar la protesta, no se han cumplido; ni se cumplirán.

Ahora en plena campaña electoral, nuevamente el sector rural, tanto los empresarios capitalistas como los campesinos, están agitando sus bases, tal como se anunció desde el año pasado, cuando desde diferentes frentes se dijo que las medidas adoptadas en aquella época no eran las adecuadas, pero que, como siempre, los hijos de político que han manejado este gobierno, no paran bolas por su propia ineptitud. Al dirigente de la SAC, simplemente lo regañaron y con eso bastó por ahora; pero no parece suceder igual con la dirigencia campesina que ya comenzó  a movilizar sus bases como preámbulo de un nuevo paro, lo que colocaría en serios aprietos al gobierno que como respuesta a la protesta del pasado, nombró ministro a un sujeto en cuya hoja de vida aparecían antecedentes abiertamente contrarios a las necesidades de los campesinos y que por lógica razón conduciría a que en la historia de las protestas contemporáneas aparezca el agro otra vez.

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