miércoles, 29 de mayo de 2013

NO HABRÁ CONSTITUYENTE

Los delegados de las Farc en Cuba están MFT al solicitar una Asamblea Constituyente, la cual no se podrá realizar, no porque Santos no acepta, sino porque este tipo de eventos se realizan sólo cuando obedece a los intereses de los poderes capitalistas del mundo. La historia nos enseña que la constitución política de un país dependiente como Colombia se cambia cuando así lo requieren los poderosos del mundo, en este caso el Capitalismo Financiero Internacional. El señor John Williamson del IIE de Washington, puede dar fe de esto tratándose de la Constitución del 1991 e igualmente, los historiadores nos muestran la razón por la cual se cambió en 1886 la Constitución de 1863, para acomodar el país a los intereses de los ricos del mundo, en esa época, los industriales ingleses, en plena era victoriana.

Permitir una constituyente por parte del capitalismo financiero internacional, sería para ellos, los rentistas del mundo, demasiado riesgoso. Qué tal el peligro de echar para atrás lo que lograron infiltrar en el 91 para su conveniencia, como fue la estructura de financiamiento del Estado, que ya antes se había introducido con la Ley 51 de 1990, o la de la autonomía del Banco de la República con su función de frenar la inflación, o la de nuevamente, cambiar el Estado Social de Derecho, que los alemanes crearon en los años treinta con otros fines de alto valor humano, pero que el capitalismo rentista distorsionó para coger al Estado de marrano como objeto de su lucrativo negocio en sus operaciones especulativas.


Los de las Farc creen, que como en la época de la negociación del M-19 hubo una constituyente donde participaron sus militantes, ahora también se va poder hacer, ignorando que lo ocurrido en ese entonces fue pura coincidencia con la necesidad de cambios constitucionales para consolidar las imposiciones del Consenso de Washington, cuando, obedeciendo a fuerzas extranjeras poderosas, la Corte Suprema de Justicia, en ese tiempo, expidió los dos conceptos necesarios para tal fin: que se podía violar la constitución de 1886 utilizando una constituyente para modificarla y que esta asamblea podía cambiar totalmente la carta tal como ocurrió para derogar el Estado keynesiano e implantar el social de derecho, existente en la teoría desde medio siglo atrás. Ahora los tiempos son diferentes y bajo ningún punto los dueños del mundo van a permitir que se cambie el modelo de Estado, donde la Corte Constitucional actúa como sólido guardián, razón por la cual el presidente una y otra vez repite que como efecto de la negociación con la guerrilla, no habrá constituyente. 

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