Los delegados de las Farc en Cuba están MFT al solicitar
una Asamblea Constituyente, la cual no se podrá realizar, no porque Santos no
acepta, sino porque este tipo de eventos se realizan sólo cuando obedece a los
intereses de los poderes capitalistas del mundo. La historia nos enseña que la
constitución política de un país dependiente como Colombia se cambia cuando así
lo requieren los poderosos del mundo, en este caso el Capitalismo Financiero
Internacional. El señor John Williamson del IIE de Washington, puede dar fe de
esto tratándose de la Constitución del 1991 e igualmente, los historiadores nos
muestran la razón por la cual se cambió en 1886 la Constitución de 1863, para
acomodar el país a los intereses de los ricos del mundo, en esa época, los
industriales ingleses, en plena era victoriana.
Permitir una constituyente por parte del
capitalismo financiero internacional, sería para ellos, los rentistas del
mundo, demasiado riesgoso. Qué tal el peligro de echar para atrás lo que lograron
infiltrar en el 91 para su conveniencia, como fue la estructura de financiamiento
del Estado, que ya antes se había introducido con la Ley 51 de 1990, o la de la
autonomía del Banco de la República con su función de frenar la inflación, o la
de nuevamente, cambiar el Estado Social de Derecho, que los alemanes crearon en
los años treinta con otros fines de alto valor humano, pero que el capitalismo
rentista distorsionó para coger al Estado de marrano como objeto de su
lucrativo negocio en sus operaciones especulativas.
Los de las Farc creen, que como en la época de la
negociación del M-19 hubo una constituyente donde participaron sus militantes,
ahora también se va poder hacer, ignorando que lo ocurrido en ese entonces fue
pura coincidencia con la necesidad de cambios constitucionales para consolidar
las imposiciones del Consenso de Washington, cuando, obedeciendo a fuerzas
extranjeras poderosas, la Corte Suprema de Justicia, en ese tiempo, expidió los
dos conceptos necesarios para tal fin: que se podía violar la constitución de
1886 utilizando una constituyente para modificarla y que esta asamblea podía
cambiar totalmente la carta tal como ocurrió para derogar el Estado keynesiano
e implantar el social de derecho, existente en la teoría desde medio siglo
atrás. Ahora los tiempos son diferentes y bajo ningún punto los dueños del
mundo van a permitir que se cambie el modelo de Estado, donde la Corte
Constitucional actúa como sólido guardián, razón por la cual el presidente una
y otra vez repite que como efecto de la negociación con la guerrilla, no habrá
constituyente.
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