La semana pasada, el gobierno a través del
Ministerio de Agricultura, calmó la protesta de los productores de papa
comprometiendo una ayuda de 40 mil millones de pesos, más 30 mil millones
adicionales que se acordarán próximamente y dos mil millones para los
productores de cebolla, según publicación de un diario bogotano. Con esto,
adopta la política de recurrir a los subsidios y ayudas monetarias cada que se
presenta una marcha, protesta o toma de carreteras, lo cual seguirá en serie,
porque más adelante vendrán uno a uno, los productores de todas las ramas que
componen el aparato productivo nacional, como consecuencia de las políticas que
ha venido aplicando el gobierno durante el presente siglo.
La solución no es mediante dádivas para mitigar la
protesta y así aliviar la lamentable situación que afrontan los productores
nacionales, no sólo del sector agropecuario, sino también los manufactureros.
Eso es como buscar la fiebre en la sábana. La solución al problema de los productores
es atacando las causas directas e indirectas que ocasionan el problema y por lo
tanto, es mediante las políticas fiscal, monetaria, cambiaria y por supuesto la
política de desarrollo, como se corrigen los factores que están llevando a la
quiebra a los productores nacionales. Es el modelo de globalización financiera
con apertura de las fronteras comerciales el tronco que sostiene los argumentos
por los cuales el aparato productivo se está desecando.
Aplacar la protesta con subsidios y ayudas
monetarias es agrandar más el problema. Es institucionalizar el mecanismo por
efecto ilustración hacia las demás ramas afectadas por el modelo y las
políticas macroeconómicas, que son todas, excepto las multinacionales, y con
ello crear un rosario de protestas una detrás de la otra. Es poner en riesgo la
situación fiscal que se concentra principalmente en cumplir el servicio de la
deuda y por ende la carencia de fondos para atender otras necesidades sociales
del país.
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