miércoles, 3 de abril de 2013

PREGUNTAS SOBRE LA PAZ


Los expresidentes Pastrana y Uribe han estado lanzando petardos contra Santos por motivo de la negociación en Cuba, pero según los argumentos bizantinos que utilizan, se percibe que se trata más de una pelea al interior de la oligarquía por motivos personales y vanidad narcisista de los expresidentes, que por razones de alta envergadura respecto al interés nacional. La situación es mucho más profunda si se tiene en cuenta que la violencia en Colombia es un complejo que tiene causas objetivas y subjetivas, que se alimentan con factores estructurales y coyunturales y que exigen intervenciones en el inmediato, corto, mediano y largo plazo, por parte de todos los actores sociales.

Dadas la complejidad y magnitud del asunto, la negociación con las Farc y el acuerdo esperado, generan muchos interrogantes a los ciudadanos del común, independientemente del respaldo y apoyo que se le brinde al Presidente: lo primero, en qué porcentaje se disminuye la violencia colombiana como efecto de que este grupo insurgente suspenda la acción militar? Lo segundo, que sucederá cinco años después de que dicho grupo se desmovilice si las condiciones socioeconómicas y políticas siguen siendo iguales a las actuales? Y así sucesivamente, muchos más interrogantes que hoy surgen.

La violencia en el país es de tal magnitud que va desde el maltrato al interior de la familia de los hombres a su pareja y a sus hijos, hasta las debilidades de la Rama Judicial del Poder Público que encierran una forma velada de violencia, pasando por el matoneo en los colegios, las peleas entre pandillas, la de los maestros a sus alumnos, la de la delincuencia común, la del sicariato, la de las bacrim, la de los demás grupos guerrilleros, la del narcotráfico, el soborno a los comerciantes de barrio, la de algunos empresarios a sus empleados, la del interior de las fuerzas militares a sus propios subalternos, la de los hermanos mayores a sus hermanitos, la que ejercen los políticos mediante los métodos corruptos de saqueo de lo público y hasta la que ejercen los bancos contra sus deudores morosos que de paso, también se constituye en una forma de violación de los derechos humanos.

Siendo así, por qué oponerse a que se disminuya en algún grado la magna y compleja situación de violencia en el país? O, por qué crear expectativas falsas en la culminación de una negociación y la celebración de un acuerdo de paz, esperando más de lo que puede dar? Ni lo uno ni lo otro. Lo contrario de la violencia es la convivencia pacífica la cual no depende de la negociación con un grupo guerrillero sino de muchos otros fenómenos que van desde la cultura, hasta la disminución de las desigualdades sociales por la vía del empleo y la generación de ingresos, de modo que más que atacar al Presidente por los diálogos con las Farc, lo que hoy necesita  Colombia es dedicarse masivamente a resolver la gran cantidad de preguntas sobre la paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario