En artículo anterior señalaba en esta columna la propuesta del Premio Nobel
Stiglitz sobre el Capitalismo Progresista, como una respuesta al fracaso del
Capitalismo Rentista con soporte neoliberal en el ámbito de la globalización
financiera, hecha para Estados Unidos. Ahora hay que señalar a los holandeses
que también tienen su iniciativa para dar solución al problema de la caída de
esta misma modalidad de capitalismo en ese país.
La economía del donut, o sea la rosquilla en Colombia, se trata de un
modelo propuesto por Kate Raworth que busca el crecimiento financiero a la vez
que impulsar el bienestar de todos, por lo menos en teoría. Es decir,
tendríamos el Capitalismo de Rosquilla (donut). Este enfoque de capitalismo propone
un estilo de vida digno, justo y sostenible, por lo cual podría ser una la
solución a la crisis generalizada que hoy afronta el mundo occidental, o sea el
que gira en la órbita de la FED. La idea para afrontar la crisis que se está
agudizando a raíz del Covid-19, está ganando acogida en el concierto
internacional, y en ella se incluyen temas que ya, desde muchos años atrás,
habían planteado autores latinoamericanos como Sunkel, Pinto y Villamil del
grupo de la CEPAL, o el mismo Max-Neef, Premio Nobel Alternativo de Economía y
hasta De Soto, el peruano de los años ochenta. En Colombia, varios profesores
universitarios han hecho referencia a estos aspectos, pero nadie les para bolas
porque son colombiano.
En Holanda, el pasado 8 de abril la vicealcaldesa de Ámsterdam Marieke van
Doorninck, en la presentación del plan de la ciudad pensado para superar la
situación económica, decía que allá se adoptaría el modelo de ‘Economía del
donut' propuesto por Raworth, que se basa en un consumo más consciente, con
reducción drástica en el uso de recursos y materiales y con indicadores
diferentes a los que se han usado tradicionalmente. Cabe recordar que ese
indicador del PIB tradicional, ni dice nada ni sirve para nada diferente al
ocultamiento de la realidad social.
El Capitalismo Rosquilla dejaría de lado el crecimiento del PIB y plantea qué
la economía debe permitir prosperar a los seres humanos, en un mundo en el que
cada persona pueda vivir una existencia caracterizada por tres elementos:
dignidad, oportunidad y comunidad; y donde todos podamos hacerlo conforme a los
medios de nuestro planeta generador de vida. Dice el autor, que se parece a una
rosquilla porque tiene tres áreas: el agujero interior del donut, donde se incluirían
las necesidades básicas del ser humano y la sociedad como comida, agua potable,
acceso al trabajo, vivienda, energía, sanidad, igualdad y libertades básicas.
En la zona exterior del donut, estarían los puntos de inflexión de las
variables que se convierten en una amenaza para la vida en el planeta como son el
deterioro de la capa de ozono, la perdida de la biodiversidad, la acidificación
de los océanos y la deforestación. En el área que forma la rosquilla en sí, se
encontraría el espacio donde radica el bienestar, que es dentro del que debería
moverse la evolución de la economía, sin pasar al agujero central,
desatendiendo las necesidades básicas del sujeto, ni saliendo hacia la
exterior, poniendo en riesgo la salud del planeta. O lo que es lo mismo, los
objetivos económicos deben satisfacer las necesidades humanas dentro de un
límite aceptable para el planeta.
Qué
dirán los uribistas, que defiende a muerte el Capitalismo Rentista para
proteger a Sarmiento Angulo, cuando no es desde Cuba o Venezuela, que se
proponen las fórmulas para corregir los efectos sociales del sistema, sino
desde USA y también desde Holanda.
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