martes, 11 de febrero de 2020

REFLEXIÓN SOBRE LA SIEMBRA DE ARBOLES

A propósito del planteamiento que hizo Duque en el Foro Económico de Davos, de que a 2022 el gobierno propiciaría la siembra de 180 millones de árboles en todo el país, bien vale hacer un juicio sobre la viabilidad operativa de esa idea, que podría tener el dinero para su financiamiento si hay voluntad política para hacerlo, pero que otros factores también inciden en la posibilidad real de la meta. La ejecución del proyecto tendría un plazo de dos años, o sea la siembra de 7.5 millones de árboles mensuales, es decir, 1.750.000 semanales, que con suficiente personal e instrumentos, puede ser posible.

El problema surge es por otro lado. De dónde van a salir esa cantidad de plántulas para sembrar?? Dónde están los viveros para producir las plántulas que se requieren?? Donde están los germinadores y semilleros para generar esa cantidad de plántulas, que en condiciones optimistas, se debe sembrar más de 220 millones de semillas para que se produzcan 180 millones de árboles en condiciones de siembra??

Se necesita llenar con sustrato 2.2 millones de bolsas en la semanal. Si suponemos que cada bolsa se alista con un kilo de sustrato, que puede variar según la especie forestal, se requieren 2.200 toneladas de sustrato a la semana. Y como se requieren aproximadamente 21 metros cuadrados de terreno para mil bolsas, que puede variar según la especie, y si suponemos que las plántulas tardan medio año para estar en condiciones de siembra definitiva, las 55 millones de bolsas semestrales necesitan aproximadamente 115 hectáreas de terreno para su alistamiento. Pero además de los anteriores requerimientos, cómo se van a producir las 55 mil toneladas de sustrato semestral, con qué equipos se va a realiza la mezcla y de dónde van a salir los insumos como el aserrín, el humus y demás materiales en esa cantidad??

De manera que el gran cuello de botella no es tanto en la siembra de los árboles en el lugar definitivo, que contando con 20 mil camiones se pueden llevar simultáneamente los 55 millones de árboles dos veces al año a las zonas de siembra; y pagando el personal para el ahoyado, siembra y primera fertilización, más un ejército de técnicos para supervisar la siembra, el propósito se puede lograr. No obstante, la producción de las plántulas para sembrar, sí presenta serios inconvenientes operativos porque la dotación de grandes viveros en el país, es muy limitada y tendría que comenzar por construir por lo menos 400 viveros con capacidad de 500 mil plántulas semestrales, dotados de equipos mecánicos de tamaño industrial para la mezcla de sustrato y el llenado de bolsas; el trasplante se haría manual y se crearían miles de empleos.

Pero toda esta elucubración, sin tener en cuenta que no hay reglas estándar para el manejo de los viveros, porque todo depende de las especies y variedades vegetales y demás elementos técnicos del proceso; sin embargo, los cálculos a groso modo que se hacen ante la propuesta del gobierno, que se vuelve compromiso internacional por el escenario donde se presentó, no es para medir el tamaño de la lágrima, sino para pensar en la gravedad de la situación ambiental colombiana ocasionada por la tala y la deforestación. Me recuerda cuando hace como un cuarto de siglo, examinando desde la Subdirección Operativa de la CRC la tala de árboles para consumo de leña cuya cifra alcanzaba los 10 millones de palos al año y pensando en la reposición de los mismos, se evidenció que la capacidad de producción de plántulas en todo el departamento era tan solo de 600 mil al año. Ahora, la situación es peor y por eso, ante la realidad ambiental del país, a raíz de la oferta internacional de Duque, bien vale hacer una reflexión sobre la siembra de árboles.

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