miércoles, 4 de septiembre de 2019

ALARMANTE COYUNTURA POLÍTICA REGIONAL


El caso del departamento del Cauca es aterrador. Asesinato de líderes sociales, y ahora también de candidatos a gobierno local, sumados a múltiples focos de violencia, complementando la tradicional situación social de desempleo y deterioro de la base económica, que persiste por lo menos desde que comenzó el presente siglo. El análisis se reitera por los columnistas de este diario y las preocupaciones de la gente ya son del diario vivir de los caucanos.

Se esperaba que por ser período electoral, este año se colocarían sobre la mesa los temas relevantes y trascendentales de la vida institucional, con miras a identificar soluciones y acciones públicas tendientes a redireccionar las tendencias de los procesos económicos, sociales e institucionales, buscando la construcción de un futuro con mejores condiciones de vida para la población residente; no obstante, lo que se aprecia en el escenario público no corresponde a las expectativas de la opinión generalizada.  Lo que se aprecia a simple vista, es que los politiqueros profesionales siguen siendo los actores protagonistas de la escena y sus prácticas y acciones siguen siendo las mismas que llevamos observando durante los últimos 30 años, desde cuando se estableció la elección popular de alcaldes.

No se sabe si es que ya no tienen imaginación o es que la mecánica electoral se realiza con patrones de conducta rígidos, pero siempre lo mismo. Las posturas narcisistas de los candidatos refrendadas en las fotos de los afiches y vallas expuestas en los espacios públicos, las manifestaciones transportadas uniformando a los asistentes con camisetas y movilizando costosos buses, las promesas de los candidatos en sus discursos que ofrecen la solución a lo divino y lo humano, y lo más preocupante, los acuerdos y negociaciones sobre la forma como se va a repartir el botín de los bienes públicos entre quienes participan en las cruzadas electorales.

Se esperaba que este año, por estar viviendo el Cauca una situación particular en el conflicto sociopolítico, por la agudización de las mafias de la actividad ilegal, por el aumento de la crisis social, entre otras, las campañas serían innovativas y cambiarían los esquemas tradicionales de trabajo, por lo menos para crear nuevas expectativas, o para mostrar pertinencia y consecuencia frente a la coyuntura; pero hasta ahora esto no se aprecia. Puede ser que para el próximo mes y medio que falta se observen cambios pero no parece viable. De otro lado, el comportamiento de los electores se muestra incierto, según las cifras sobre voto en blanco y sobre no sabe/no responde en las encuestas, lo cual es significativo, o sea que aún existe una marcada incertidumbre en la decisión electoral del próximo 27 de octubre.  

Por todo eso, no soplan vientos favorables para el futuro de corto y mediano plazo en este territorio, por cuanto los agentes del cambio, que son los gobernantes y funcionarios territoriales, no han mostrado creatividad y sagacidad para afrontar los problemas y necesidades públicas, que en esta región se revisten de especiales condiciones debido a las particularidades de la idiosincrasia o cultura local, la que no adolece de los factores más apropiados para la construcción sinérgica de objetivos de desarrollo. Corresponde entonces a las organizaciones sociales y a la opinión pública en general, llenar el vacío que dejan las organizaciones políticas para afrontar la alarmante coyuntura política regional.

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