martes, 21 de mayo de 2019

RUMBO AL ABISMO

En los últimos días el país ha estado distraído, pensando en temas institucionales y políticos y observando cómo el gobierno está dedicado a rabiar por el Acuerdo de Paz con las Farc y a proteger a Uribe de los riesgos del encarcelamiento, reduciendo a la menor relevancia, otros aspectos de la vida nacional como es la situación de la economía. Con el agravante político de que el debate se ha convertido en insultos y diatribas de parte y parte y no en la discusión sobre propuestas de las políticas públicas que requiere la sociedad.

La relación del país con la economía mundial va en detrimento según se aprecia en las cifras de la Balanza de Pagos, con graves consecuencias en la economía interna. La recesión es un hecho que viene ocurriendo desde el año pasado, aunque las autoridades económicas lo niegan usando cifras falaces, lo cual está afectando gravemente el aparato productivo y varias ramas de la producción nacional están a punto de colapsar, como ocurre en la industria de prendas del vestuario y en la rama alimentaria. Pero también la construcción viene en descenso, además de otros sectores de servicios; y qué decir del sector agropecuario, cuya tendencia no para de descender, no solo en el café, sino también en el arroz y otros cultivos. Con dicha recesión, la primera consecuencia es el aumento del desempleo tanto de los factores, como de la mano de obra, que es el más grave por los efectos sociales que esto acarrea.

Por supuesto, las cifras de los defensores del modelo muestran otra realidad disfrazada, especulando sobre el crecimiento para este año, que aun así, lo proyectan en menos del 3 %; pero recurriendo a sectores improductivos como es el caso del financiero o el sector gobierno, que participan en el PIB, pero por fuera del aparato productivo, de modo que en lugar de estar creciendo, la economía se está inflando, con un exagerada participación del sector parásito de la economía, que es el financiero. Y para colmo de males, cerca del 80 % de la economía colombiana pertenece a multinacionales, o sea a empresarios que llegan al país a beneficiarse del mercado nacional, sacando grandes utilidades para llevárselas a sus respectivos países.

El desecamiento del aparato productivo, donde cada día cierran empresas, marcha en una peligrosa tendencia que el país no soportará, cuando ya se agoten las posibilidades de sostener la contabilidad nacional con cifras artificiales obtenidas al debe y con una crisis social de proporciones gigantescas con su consecuencial impacto en la tranquilidad ciudadana, que tarde o temprano reventará y no se sabe con qué consecuencias, en un país que políticamente está polarizado y sembrando la rabia de lado y lado, por la distorsión que ocurre en el proceso político. Pero el gobierno, en lugar de dedicar la agenda a buscar las soluciones adecuadas, se ciñe a repetir las fórmulas de política económica, que ya se ha demostrado no sirven para nada, pues sino ya hubieran dado resultado; pues dichas medidas, son concebidas para seguir favoreciendo al capitalismo financiero internacional y a las empresas multinacionales instaladas en Colombia, las que no pagan impuesto y ahora, las extractoras, ni siquiera regalías, como se ve en la ley que adopta el mal llamado plan de desarrollo nacional que acaba de aprobar el Congreso y que en lugar de llevar al país por la senda del progreso como dice en su nombre, lo que va a acelerar es que el país marche más rápido rumbo al abismo.

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