Este
tema ha estado siempre, por lo menos en el último cuarto de siglo, en la mente
de la gente; pero algunos gobiernos han hecho maniobras, principalmente en el
DANE, para ocultar las verdaderas cifras que miden el fenómeno, las cuales en
la vida real, han sido peores que las estadísticas oficiales. En el primer
trimestre de 2019, la tasa ha estado por encima del 12 %, lo cual significa que,
con la metodología que utiliza el DANE, el desempleo real debe estar por encima
del 40 %; pues la tasa del DANE no contempla el subempleo y el desempleo
disfrazado. Para este organismo, cualquier rebusque es empleo. Pero eso ya ni
le preocupa a la opinión pública, que por la manipulación de la gran prensa
bogotana, la audiencia tiene el pensamiento entretenido con el problema de
Venezuela o con las mentiras que esos medios difunden contra los opositores al
gobierno.
La
verdad es que el desempleo es un mal endémico en el país cuyo origen es
constitucional, por lo cual muy poco pueden hacer los gobiernos. En 1991 el
Estado instauró una Constitución Política que abandonó el Pleno Empleo como
hipótesis de la política macroeconómica y adoptó el enfoque de controlar la
inflación como patrón determinante de las políticas fiscal, monetaria y
cambiaria. Desconectó el Bando de la República del Gobierno y lo colocó de
rodillas al servicio de los intereses del capitalismo financiero internacional,
a quien la inflación le produce el gran dolor de cabeza, por la pérdida de
poder adquisitivo de los papeles de renta fija, donde los fondos colocan su
capital de especulación.
A
pesar del refuerzo al cuento del desempleo friccional que echó Phelps y por el
cual le dieron el Nobel de Economía en 2006, sigue la Curva de Philips siendo
un modelo cierto para identificar la causa estructural del desempleo en países
subdesarrollado, carentes de capital y tecnología. Por eso no vacilamos en
afirmar que la principal causa del desempleo en Colombia es ese afán
desesperado del Banco de la República por bajar la inflación para salvar la
tasa de ganancias de los inversores en papeles de renta fija, para lo cual
utilizan el argumento de su función constitucional que, efectivamente, le
asigna la tarea al banco de aplicar esta política, sin importar sus consecuencias
en materia de desempleo. La política monetaria colombiana es típicamente
contractiva, para frenar el crecimiento de la demanda agregada.
Haciéndole
juego a esta política, el gobierno dice que aumenta el empleo si le bajan los
costos y gastos a los empresarios, lo cual no se ha podido demostrar en el
mundo real. Pero, para ello les reduce los impuestos y, principalmente, adopta
medidas para disminuir los gastos de personal, golpeando de manera inhumana, la
situación social de la clase trabajadora y desconociendo que la única forma de
aumentar el empleo en un país como este, es mediante el incremento de la
demanda agregada, que coloca dinero en las manos de la gente para que compren
bienes y servicios y así los empresarios enganchan persona para atender los
pedidos que hacen sus clientes. Pero los neoliberales no entienden este
fenómeno y son tercos con sus fórmulas caprichosas, que otra vez han colocado
en la mente de la opinión pública, el tema del desempleo.
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