martes, 18 de diciembre de 2018

SIMILITUDES CON FRANCIA


A pesar de que Francia es un país fundador de la Comunidad Europea y uno de los miembros del G-7, o sea uno de los países desarrollados y de los siete más ricos del mundo, los acontecimientos de los últimos días nos muestran algunos parecidos con nuestra realidad colombiana, demostrándose así, una vez más, que el modelo neoliberal de globalización financiera es implacable y que no se ahorra con nadie, aunque sea de los más poderosos europeos, a cuyos Estados y comunidades también les está afectando de manera sustancial.

En ambos países hubo movilizaciones de protesta y en ambos los grandes medios de comunicación al servicio de los poderosos, solo mostraban los desmanes y la violencia y poco señalaban las verdaderas causas de la protesta. Dijeron que en Francia se manifestaban en contra del alza del precio de la gasolina cuando la verdad es que los chalecos amarillos se refieren a 25 puntos que piden intervenir para cambiar las condiciones y ahí, es donde aparecen los más importantes parecidos con Colombia, con la diferencia de que aquí en este país, no se está protestando por ello, aunque las quejas son generalizadas, mientras que en el europeo sí.  

Piden los franceses: impuesto sobre la renta progresivo, salario mínimo de 1300 euros, contratación masiva de empleados públicos para restablecer la calidad de los servicios en escuelas y hospitales, favorecer a los pequeños comercios de los pueblos y centros urbanos; a las grandes compañías impuestos altos y a las pequeñas impuestos bajos, prohibir a la banca cobrar a los comerciantes por el uso de la tarjeta de crédito, sistema de seguridad social para todos por igual, sistema de pensiones público, fin del alza del precio del combustible, jubilación por encima de 1.200 euros/mes, proteger a la industria nacional, fin de la política de austeridad y dejar de pagar intereses de la deuda y que se declare ilegítima, y comenzar a pagar la deuda sin quitarle el dinero a los pobres sino recaudando los 80 mil millones de euros de evasión de impuestos; separar la banca especulativa de la banca de depósitos, romper los monopolios y prohibir los rescates con dinero público, crear puestos de trabajo para los desempleados, jubilación a los 60 años, limitación del precio de los  alquileres, construcción de 5 millones de viviendas de alquiler moderado, destinar todo el dinero ganado por los peajes al mantenimiento de las carreteras, salir de la Unión Europea y recuperar la soberanía política, monetaria y económica, recuperar las propiedades públicas privatizadas, regresar al Estado los servicios básicos domiciliarios privatizados, medios de comunicación sin monopolios y sin amiguismo mediático-político garantizando la pluralidad de opinión, además de otros puntos en el sistema político y en el medio ambiente. Como se ve, parece que los chalecos amarillos están pidiendo resolver problemas y necesidades de Colombia. O que allá se les metió el Castrochavismo.

Con ello se deduce que el fenómeno de los chalecos amarillos no es momentáneo, sino el comienzo de un proceso, que seguramente tardará varios años, y que significa el derrumbe del capitalismo rentista, cuya muerte está segura; pues no se puede sostener un modelo basado en exprimir al Estado para alimentar a los especuladores internacionales del dinero que no pagan tributos, siendo que este organismo tienen que recurrir a los impuestos para subsistir, tal como ocurre aquí en Colombia, donde a pesar de que allá cuentan con un PIB per-cápita de US$ 38.5 mil y acá de US$ 6.3 mil, en la presente coyuntura estamos observando las similitudes con Francia.

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