Primero tengo que hace una obligatoria aclaración: no soy petrista y no
comparto su estilo de dirección política; soy liberal afiliado formalmente al
Partido Liberal. Soy el representante legal de Corpodignidad, una organización
civil afiliada al Partido Liberal mediante Resolución N° 1551 de diciembre de
2008, suscrita por Cesar Gaviria y José Noé Ríos. Comparto plenamente la
plataforma política de este Partido escrita en el papel, la cual es de corte socialdemócrata
e igualmente estoy con los militantes que manifiestan su inconformidad porque
el Partido está en manos de la camarilla neoliberal de Cesar Gaviria.
Hecha la anterior aclaración, ahora sí me permito manifestar el
desconcierto civil por las aberrantes y enfermizas acciones que las élites de
poder están haciendo contra Gustavo Petro, su más connotado rival en la
confrontación política que se realiza en Colombia. La opinión pública sabe muy
bien, desde tiempo atrás, que la élite oligárquica colombiana es inepta y
corrupta y ahora también con síntomas de criminalidad. Pero sorprende y hiere
el espíritu cívico y la conciencia ciudadana, ver las atrocidades que quienes
hoy detentan el poder disparan contra el ciudadano Petro. Calumnias, mentiras,
guerra sucia, propaganda negra, persecución subterránea, ataques contra su
organización y sus instalaciones, acorralamiento judicial, violación de
derechos, interpretación amañada de normas y en fin, todo tipo de improperios y
las más degradantes conductas de la dignidad humana.
Por supuesto que es costumbre y por ello común, que en todo el mundo las
elites de poder, o sea quienes están usufructuando para su beneficio las mieles
del fisco, se aferren al establecimiento y defiendan sus intereses; pero en el terreno
de la política están establecidas las reglas del régimen y la confrontación se
debe hacer en los términos del sistema político, tal como lo señaló Rodrigo
Lara hace algunos días anotando que si quieren derrotar a Petro, que lo y hagan
en las urnas y en franca lid electoral y no con los métodos vulgares y
corruptos con que lo están tratando de hacer ahora.
Y la torpeza de la élite es mayor, porque con todos esos ataques, están
victimizando a Petro y con ello arrastrando una corriente de opinión que le
aumenta su fuerza política y le eleva la capacidad electoral para las próximas
elecciones, de tal manera que la errada estrategia de arrasamiento anticipado,
se convertirá en un bumerán que terminará perjudicando a los agresores y
fortaleciendo a la víctima.
Pero lo más peligroso y socialmente dañino, es la elevación del
ambiente de pugnacidad y el calentamiento de los ánimos, que se agudiza con el
asesinato sistemático de los líderes sociales, creyendo que de esta manera se
debilitará el movimiento opositor y las fuerzas que combaten las políticas
neoliberales que hoy imperan en el país para beneficio de los grupos de poder,
que las defienden a capa y espada, en un clima de violencia que no se sabe
dónde irá a parar.
Los
antecedentes históricos de casos similares en muchos países, muestran que están
totalmente equivocados y que con esos métodos coactivos, represivos e inmorales
no se logrará apaciguar las fuerzas opositoras, por lo que los promotores de
dicho método tendrán que corregir su error y bajarle el volumen a la
antipolítica agresión a Petro.
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