miércoles, 5 de abril de 2017

DEL MONSTRUO CASTROCHAVISTA

La estrategia de generar terror a los electores le ha dado buenos resultados a la extrema derecha colombiana, como se vio en la votación del plebiscito del año anterior. Por ello han creado un fantasma que ronda por Sur América, y al cual pertenecen todas las personas que no apoyan la postura neonazi que ese grupo defiende, a quienes llaman “castrochavistas” y por lo tanto enemigas de la patria. Castrochavista es todo aquel que no apoye a Uribe. Ellos, los de la extrema derecha, como ha sido siempre en la historia, defienden a los ricos que en este caso se trata del capitalismo financiero internacional y las multinacionales, a quienes les exoneran de impuestos y les entregan para su explotación degradante los recursos naturales, dentro de lo que llaman la “confianza inversionista”. Por supuesto, lo que informa la prensa del gran capital sobre Venezuela, es un aliado publicitario importante que les facilita el fomento de ese terror que significa el socialismo del siglo XXI.

Lo cierto es que ni el socialismo clásico del siglo XX ni el socialismo del siglo XXI, tienen cabida en Colombia. El primero, porque históricamente demostró la inviabilidad de un sistema económico que funciona mediante la planificación, por motivo del estancamiento y decaimiento del aparato productivo, como ocurrió en los países del bloque oriental europeo en los años ochenta. El segundo, propuesto por el alemán Heinz Dieterich Steffan en 1996, porque, si bien se inspira en el pensamiento marxista, trata de acomodar el enfoque a un sistema que funcione, como el capitalismo, mediante las leyes del mercado.

Pero la propuesta de Dieterich insiste en aplicar la Teoría del Valor para regular el cambio en el seno del mercado, un escenario que no ha sido diseñado ni creado para que opere con lo que el autor llama la “economía de valores”; pues la corriente de los marginalistas desde el siglo XIX, siempre pensó en la Teoría de los Precios como sustento conceptual del funcionamiento del mercado. Es decir, no es posible que funcione la Teoría del Valor, en un escenario que fue diseñado para la Teoría de los Precios.

De otro lado, y a pesar de los intentos del pensador alemán para proponer una fórmula que permita disminuir la desigualdad social en el capitalismo, conservando la propiedad privada de los medios de producción, en los aspectos prácticos es necesario considerar las condiciones del mercado, que justamente en Colombia no son las más adecuadas. Aquí existen grandes extensiones del territorio como la Orinoquia, la Amazonia, la región pacífica y otras, donde el mecanismo de mercado es imperfecto, y por lo tanto no es posible aplicar la ley de los precios y mucho menos la ley del valor.


Entonces, eso de buscar adeptos a su causa recurriendo a mecanismos de terror, para llevar a votar verraca a la gente, como dijo Vélez en la campaña pasada, es una treta mítica que puede convencer a personas que desprevenidamente escuchan los argumentos; pero en términos de la viabilidad real, no pasa de ser un eslogan de campaña porque con lo dicho anteriormente más otro conjunto de argumentos que en este artículo no caben, es posible demostrar que no es verdad la existencia del monstruo castrochavista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario