La historia nos muestra que los imperios no se caen por ataques desde
afuera sino cuando en su interior ocurren pugnas y divisiones, como sucedió en
el imperio Romano que se dividió cuando un emperador se convirtió al
cristianismo y con ello el debilitamiento.
Los del G-7 crearon la globalización para fortalecer el Capitalismo
Rentista o Capitalismo Postindustrial, con el propósito de que los flujos del
factor capital pudieran circular por todos los países como Pedro por su casa; pero
no hicieron lo mismo con el factor trabajo, sino que fue por razones del
instinto que la gente de los países azotados por la globalización, propició las
corrientes migratorias motivadas por el rebusque y grandes masas de trabajadores
se trasladaron a Norteamérica y Europa.
Ahora aparecen en el seno de los mismos países del G-7 los fenómenos
políticos contrarios a la globalización. En Inglaterra surgió el Brexit para
apartarse de la Unión Europea, en Francia ya hay una candidata que va en
contravía del fenómeno y puntea en las encuestas y lo más sonado, en USA el
presidente Trump viene haciendo declaraciones contrarias a los intereses
globales.
Claro que en Francia y USA las acciones políticas atacan el fenómeno de
la globalización del factor mano de obra, que es ilegal. Propuestas
nacionalistas con xenofobia son argumentos que les traen réditos electorales,
como sucedió con Trump y ahora con Le Pen en Francia. Pero no se sabe qué
sucederá en USA si Trump más adelante lanza diatribas contra la globalización
del capital que es lo que les interesa a los ricos rentistas de ese país,
quienes se sostuvieron en el poder desde la época de Reagan.
La crisis de 2008 fue un campanazo de alerta contra el modelo, que
encierra en su seno los factores económicos que lo llevarán a la crisis, pero
que los interesados, en este caso los diversos tipos de fondos de inversión,
tratan de sostener a toda costa, lo que significa el aplazamiento de la crisis;
pues las medidas y fórmulas que proponen no corrigen las deficiencias
estructurales que están minando la esencia del balance económico. Entonces pasa
como en Europa, que hay muchos multimillonarios que se han enriquecido a costa
del crédito público, mientras los Estados están quebrados y el servicio de la
deuda, a favor de estos prestamistas privados, los está ahogando. No puede
sostenerse un modelo desbalanceado, donde el peso del sector monetarios es muy
superior al sector real de la economía, que cada día se deseca más.
No sabemos lo que vendrá en los próximos años; pero si las tendencias
políticas en los países del G-7 siguen como se está presentando hoy,
probablemente dentro de diez o quince años ya estaremos viendo otra situación
en el ordenamiento económico mundial, que seguramente no será regresar al
capitalismo clásico empresarial de vocación industrial, pero sí será un
fenómeno diferente que surja después del derrumbe de la globalización.
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