Los
analistas de la economía mundial andan bastante preocupados desde hace ya más
de un año, en parte por la caída del precio del petróleo pero principalmente,
por las consecuencias que está trayendo a la economía de Estados Unidos los
golpes recibidos en las economías de otros países grandes, principalmente China,
y en los que al comienzo del siglo les llamaban emergentes.
La
monopolización y la concentración de la riqueza del mundo en manos de los
rentistas ha llegado a niveles tan exorbitantes con su consecuencial fenómeno
de pobreza extendida en la mayor parte del globo terráqueo, que el modelo se
volvió un bumerán y esa excesiva acumulación en manos de unos pocos que no
tienen dónde colocarla porque las oportunidades antes dispersas en varios
países ahora se estrechan y las opciones son limitadas, está cocinando una
nueva crisis que más temprano que tarde reventará y ocasionará tremendo impacto
a los gringos. La creencia de los años ochenta, de que el Estado nunca quiebra
por lo cual montaron su negocio comprando papeles oficiales o sea prestándole
plata al gobierno, ya no tiene vigencia por los hechos que han ocurrido en
varios países con dificultades para cubrir oportunamente el servicio de la
deuda, de modo que las alternativas de negocio son cada vez más cerradas.
Primero
se vino la crisis de 2008 motivada por la burbuja inmobiliaria y entonces los
especuladores internacionales del dinero salieron disparados de Estado Unidos a
buscar dónde colocar sus capitales, encontrando en las economías emergentes la
oportunidad, lo que a la vez les permitió incrementar monumentalmente sus
ganancias. Ahora la economía norteamericana mejoró su situación mientras que en
otros países se enredó el asunto y entonces nuevamente los flujos se dirigen
hacia el país norteamericano.
El
primer efecto de la desbandada, por supuesto, es la subida del precio del
dólar, que los especuladores adquieren masivamente para introducirlos en su país
objetivo, donde las tasas de interés siguen estando bajas, pero sin nada que
envidiar a las de otros países donde por motivo de la baja inflación, las tasas
también están abajo. La estabilidad y la seguridad que se espera en la economía
más poderosa del mundo, compensan el sacrificio que no brindan países donde los
gobiernos están a punto de estallar por la crisis de la deuda pública.
La
pregunta es entonces, que consecuencia tendrá en el interior de Estados Unidos
la afluencia masiva de recursos del ahorro universal que no tienen dónde invertirse
por la estrechez del aparato productivo mundial cada vez más monopolizado en
grandes corporaciones ultra multimillonarias y que tampoco caben en los otros mercados
de capitales por el elevado riesgo de las colocaciones? Tal vez pudiéramos
decir que ese es su problema y que en nada nos debe preocupar; pero la realidad
es que la influencia de esta economía por su magnitud, hace que lo que ocurra en su interior genere
consecuencias en casi todo el mundo, razón por la cual en todas partes y por lo
tanto en Colombia, los analistas económicos deben estar pensando sobre qué
sucederá cuando llegue la próxima tormenta de USA.
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