miércoles, 14 de enero de 2015

LA CULPA ES DE LA VACA

Ha hecho carrera la afirmación de que la lamentable situación que vive el territorio caucano, que con frecuencia comentan los columnistas de El Nuevo Liberal, es por culpa del gobierno nacional con sede en Bogotá. Pero examinando cifras y situaciones históricas de la región y sus relaciones con el nivel central, podemos también afirmar que dicha frase tiene un porcentaje de veracidad y otro de falsedad. Probablemente para el siglo pasado sea cierta pero es falsa para el presente siglo.

Es cierto que el modelo de industrialización por sustitución de importaciones que Colombia adoptó a mediados del siglo XX por imposición de la CEPAL propició el privilegio de cuatro polos industriales donde se concentró la política del gobierno nacional y desde este punto de vista, el resto como Cauca, quedaron rezagadas frente a las bondades de la acción gubernamental, aunque mirando las cifras de gasto público percápita durante un período de largo plazo, se observa que Cauca no ha estado de último. Pero este modelo se agotó en los años ochenta, decenio de la transición del sistema capitalista mundial, y ya en el presente siglo las condiciones para el desarrollo regional y territorial han sido otras. Igualmente, la teoría de esa época destacaba los factores exógenos del desarrollo y relievaba la inversión extranjera como mecanismo idóneo para lograr objetivos de progreso.

Pero después de los cambios introducidos en los años noventa, con nueva constitución abordo y nuevo paradigma sobre el desarrollo donde se destacan los factores endógenos, para el siglo XXI la frase de marras es falsa. Los diversos estudios realizados en este territorio, inclusive los hechos por universidades  foráneas, muestran la gran dotación de capital natural, capital físico y capital material que existe y que constituyen una paradoja frente a los indicadores económicos y los niveles sociales que hoy existen, por lo cual obligatoriamente hay que examinar otros aspectos de la vida regional que se han convertido en cuellos de botella para el progreso económico y el mejoramiento de la calidad de vida.

Siendo el Estado a nivel territorial el gran responsable de la conducción de los procesos económicos ambientales y sociales, vemos que su manejo o administración se ha hecho de manera atolondrada. Los procedimientos para escoger y designar los funcionarios, las prioridades en la asignación de recursos, los métodos de planificación, las competencias de los servidores públicos y demás aspectos en la complejidad de la gestión pública, sin hablar de las características de la dirigencia empresarial y de la debilidad de la sociedad civil, son todos factores que en este siglo tienen mayor peso que el gobierno central en los procesos de desarrollo regional, por lo que hoy hay que parodiar a Jaime Lopera y Marta Bernal afirmando que en Popayán la culpa es de la vaca. 

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