A pesar de que los defensores del Capitalismo Rentista,
que amparados en la doctrina neoliberal ven la economía colombiana de comienzos
de 2014 en excelentes condiciones afirmando inclusive que es la mejor en medio
siglo, los analistas de la orilla contraria muestran otros aspectos que significan
una realidad diferente. Es simpático, por decir lo menos, leer el domingo
pasado en un diario bogotano a Eduardo Sarmiento y el lunes siguiente en el
mismo diario a Santiago Montenegro. El primero, un académico que se destaca por
su objetividad en los análisis y que no le come cuento a la doctrina neoliberal;
el segundo, un esbirro de los
especuladores del dinero quien por razones de su cargo, tiene que defender el
capitalismo rentista.
Montenegro celebra la cifra del desempleo en noviembre diciendo
que es la más baja para ese mes en 25 años, mientras que Sarmiento afirma que
el empleo crece por debajo de la tendencia histórica y que los empleos
generados en 2013 fueron menores que los dos años anteriores. El uno dice con
euforia que el PIB agrícola creció a un ritmo que no veía en mucho tiempo,
mientras que el otro con sentido opuesto señala que el empleo sube menos de 2%
en la agricultura, complementando más adelante que la política fiscal no le
hizo ni cosquillas al mercado laboral, cuestionando así la gestión del gobierno;
mientras que Montenegro afirma que el buen comportamiento de la economía se
debe a los efectos de los cambios institucionales y legales que el Gobierno ha
introducido.
Así planteadas las cosas sólo surge el interrogante
sobre cuál es la situación real. Independientemente de que un columnista sea
académico y el otro dirigente de un gremio económico, las cifras admiten
interpretaciones que llevadas a los medios de comunicación pueden generar
opiniones encontradas y con ello a crear distorsiones sobre la realidad
económica nacional, positivas o negativas, pero de todas maneras sesgada.
Lo
cierto es que las cifras obedecen a factores que sobre la superficie no se
aprecian, por lo que es necesario sumergirse en ellas para detectar las causas
de los fenómenos, que constituyen los verdaderos argumentos para calificar la
situación de manera objetiva. Lo que sí debemos tener en cuenta antes de
celebrar o lamentar, es que los motivos que originaron las cifras son de
carácter coyuntural, que no permanecerán por largo tiempo en la realidad
económica nacional y por lo tanto ya sea para una manifestación o la otra, de lo
que podemos estar seguros es que en un plazo no muy largo estaremos presenciado
otros indicadores y con ellos otra vez la oportunidad de discutir acerca de si
el vaso está medio lleno o medio vacío.
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