jueves, 14 de febrero de 2013

LA CAIDA DE LA INDUSTRIA


Cuando en 2011 apareció el PND Prosperidad Para Todos y en el papel se leyó que el modelo utilizado tenía tres pilares donde estaba la política económica, la política social y la política de paz y en la primera se relevaba la importancia del aparato productivo de la economía, nos entusiasmamos. Por fin, dijimos, después de ocho años de privilegiar el sector financiero y beneficiar a los especuladores del dinero, que ahora les llaman inversionistas, el gobierno ha entrado en razón y serán los sectores primarios y secundarios, o sea donde se crean el valor, los que tendrán el trato preferencial en las políticas macroeconómicas, es decir en las políticas fiscal, monetaria y cambiaria.

Pero ahora escuchando las palabras del ministro Juan Camilo Restrepo y viendo las cifras expuestas esta semana por el presidente de la Andi, nos llevamos la más ingrata sorpresa por los resultados obtenidos. Dijo Villegas que durante 2012, la industria apenas creció el 0,7 % respecto al año anterior, lo que constituye un irrisorio incremento, si se tienen en cuenta el papel de este sector para la solidez de la economía y en los fenómenos sociales donde el empleo de la mano de obra es fundamental.

Las razones son sencillas: si no existe armonía y coherencia entre la política de desarrollo y las políticas macroeconómicas, haciendo que estas concuerden con los propósitos globales del plan, no es posible que se logren los resultados esperados. La política monetaria, que está en manos del Banco de la República y este a su vez que vive arrodillado a los intereses del capitalismo financiero internacional, no es consecuente con los requerimientos del sector industrial; eso de la inflación objetivo a los únicos que beneficia es a los capitalistas rentistas. La política cambiaria que se escapa de las manos del Estado porque la rige el mercado, ha sido fatal para el aparato productivo por la revaluación de la moneda nacional que secularmente se viene presentando a pesar de la aplicación de las timoratas medidas disponibles. ¿Cuándo se había visto que el Estado no puede colocar el precio al dólar porque las fuerzas de poder internacional se lo impiden? Y todo con el agravante de la elevada propensión marginal al consumo de importados que impera en nuestra idiosincrasia y que impacta gravemente la balanza comercial del país. La política fiscal, que depende de que en el Congreso aprueben las propuestas, tiene seria limitación por presiones de los organismos multilaterales y la protección de los intereses del capitalismo rentista. Surgen entonces discrepancias entre ministros del mismo gobierno, lo cual no nos sorprende  porque la Nación siempre ha sido desarticulada; y el DNP quien debiera coordinar, desde hace medio siglo que se dedica a introducir en el país los paradigmas y modelos creados para defender los intereses de los ricos de Estado Unidos.  Saquen ustedes las conclusiones sobre nuestra realidad y el futuro próximo. 

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