Durante la segunda mitad del
siglo pasado, era común ver las manifestaciones callejeras de protesta en los
países llamados del Tercer Mundo. En América Latina los estudiantes, los
trabajadores, los campesinos, los indígenas y en general las clases populares
expresaban su inconformidad con el sistema que por su naturaleza, genera
desigualdad social y pobreza, saliendo a las calles y gritando las ya consabidas
consignas en contra del imperialismo y las clases dominantes. La fuerza
pública, por supuesto, ejercía su función represora y siempre terminaba en
enfrentamientos entre la piedra de los manifestantes y los gases lacrimógenos
de la policía. El fenómeno estaba dentro de la lógica histórica; pues en
Norteamérica y Europa los niveles económicos no justificaban la protesta, como
sí la pobreza de los países subdesarrolados.
Pero el mundo da muchas
vueltas. Esta semana celebraban el primer año de la lucha en contra de Wall
Street y nos tocó ver en TV lo que creímos era un enfrentamiento entre la
policía y los manifestantes de un país subdesarrollado. Igual que hace medio
siglo acá, en Nueva York hubo bolillo, agua a chorros y aporreados, después de
un año en que Los Indignados manifiestan su inconformidad contra el Capitalismo
Financiero Internacional cuyo corazón se ubica en Wall Street. Todo porque la
indignación que causan los efectos del Capitalismo Rentista, cuyas
consecuencias no solo están arrasando el aparato productivo mundial, elevando
las tasas de desempleo a niveles inhumanos, generalizando la pobreza y hasta
destruyendo las finanzas de los Estados como está ocurriendo en Europa, no solo
se siente acá en los países pobres, sino que ya también golpea a los países que
hace medio siglo disfrutaban de las mieles del Capitalismo Empresarial
imperante en el mundo por esa época.
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