Varias de las leyes expedidas después de 1991 para
desarrollar la Constitución Política, fracasaron o están a punto o necesitan ya
reformas. Por ejemplo, las leyes 99, 100 y 388, rotundamente fracasaron y la
Ley 152 de 1994 o Ley Orgánica del Plan de Desarrollo, requiere ya una revisión
y muchas modificaciones.
Desde hace treinta años se viene diciendo en los foros
académicos que la planificación en Colombia es un desastre. Luego salió la Ley
152, norma que va para los dos decenios y por lo tanto ya tuvo el tiempo
suficiente para verificar en la práctica, lo que sirve y lo que requiere
modificar, por lo cual hoy existen los argumentos suficientes para afirmar que
ya es tiempo de introducirle los cambios pertinentes, tanto para corregir las
deficiencias técnicas en los procesos de planificación como para adoptar un
instrumento de aplicación práctica que permita ejercer con eficacia la gerencia
pública. Han pasado ya varios gobernantes aplicando esta ley y con ello se ha
podido identificar los aspectos que sirven y los que no sirven.
Para comenzar, es necesario considerar que la ley le
llama “Plan de desarrollo” a lo que es un “Plan de gobierno”, lo cual desvía el
sentido de lo que es un verdadero plan de desarrollo y distorsiona la esencia
del desarrollo lo mismo que la responsabilidad del progreso en el mismo, lo
cual, además de otros factores técnicos, en lugar de corregir las quejas
generalizadas de los años ochenta, lo que ha hecho es agudizar las deficiencias
técnicas que se presentan en materia de planificación del desarrollo, como por
ejemplo, resolver el vacío que aún existe en materia de regulación de los
procesos de largo plazo, por no señalar la desarticulación con el POT, la NTCGP
y el MECI.
Es
conveniente realizar un debate público o académico sobre el tema de la
planificación en el país, principalmente en los órdenes territoriales, que es
donde se deben originar los procesos, si se quiere una verdadera democracia
participativa. Un debate que permita examinar las ejecutorias y los alcances de
la norma aplicados en el departamento y los municipios desde 1994 hasta ahora,
para que con un sentido objetivo y crítico, se evalúe lo realizado por la
oficinas de planeación y los contenidos e impactos de los planes de desarrollo,
todo con el fin de deducir las medidas necesarias para avanzar en el
mejoramiento de los procesos de planificación que se realizan en los
territorios, hoy que en otros campos de la vida legislativa se están realizando
estudios para modificar leyes y que debido a la coyuntura histórica que vive el
país, con sentido pertinente podemos afirmar que también llegó la hora de la
planeación.