El episodio de la paciente que se puso energúmena
y destruyó los muebles en una ESE de salud en días pasados, es un buen ejemplo
de lo que significa la administración de lo público y muestra claramente la diferencia
entre los bienes públicos y los bienes privados, dejando claro el por qué no es
posible aplicar al pié de la letra en la gerencia pública el paradigma de la
gerencia privada.
Lo público tiene dependencia directa o indirecta con
la ley natural y como tal, la demanda de lo público se reviste de una variable,
que no existe en lo privado, derivada del instinto o sea del componente animal
de la especie humana. Por eso la racionalidad del consumidor de lo público
difiere substancialmente de la racionalidad del humano cuando demanda los
bienes privados y en tal circunstancia, cuando se trata de demandar un bien o
servicio público la persona corre el riesgo de salirse de casillas, perder la
cordura y explotar de manera irracional contra todo lo que se atraviese.
Al igual que las prestadoras del servicio de
salud, todas las empresas vendedoras de bienes o servicios públicos están
expuestas a enfrentar una conducta del consumidor que en su interior encierra
el componente animal, razón por la cual el marketing de lo público difiere de
la comercialización de bienes o servicios privados. Por eso, los
administradores de estas empresas deben adoptar los mecanismos de servicio al
cliente y de articulación con la comunidad demandante del servicio, que permita
la adopción de procedimientos concordantes con los requerimientos de calidad
que el carácter público requiere. No se pretende, por supuesto, justificar el
comportamiento de las personas que por falta de autocontrol emocional se dejan
llevar por el instinto animal y proceden a causar daños y destrozos, como
ocurrió en alguna localidad de la costa atlántica hace unos años, cuando los
consumidores del servicio de energía quemaron la sede de la empresa y hasta la
casa del alcalde; pero si es conveniente comprender el fenómeno social en esta
época cuando la privatización de los público está en el orden del día.
Debe ser un aprendizaje para las personas
naturales o jurídicas que se meten a hacer negocio con los bienes públicos
pensando en la rentabilidad simplemente, sin tener en cuenta los factores de la
demanda de este tipo de bienes, que no le exoneran en ningún caso, a que se les
presente un fenómeno similar a este del rebote de la paciente.