jueves, 6 de junio de 2013

REFORMA AL SERVICIO DE SALUD

Como era de esperar: los traficantes de vidas humanas o mercaderes de la muerte, alias las EPS, están boicoteando el trámite de la ley que pretende reformar el sistema general de seguridad social en salud, según se deduce de las palabras del ministro y de algunos congresistas menos corruptos que la mayoría, quienes se están ausentando del recinto para descomponer el quórum y de esta manera evitar la aprobación de la norma. Ya se había previsto, que aprovechando la inmoralidad y el bajo interés público de nuestros legisladores, a quienes les interesa más el bien personal que el bien común, quedaría muy fácil a las entidades aseguradoras defender sus intereses para seguir usufructuando de los dineros públicos que los afiliados pagamos bajo el nombre de aseguramiento, pero que no corresponde a este concepto.

Estos parásitos del sistema, que para nada sirven en el conjunto organizacional, pues su función como aseguramiento y administración de los recursos constituye el principal motivo del fracaso de la Ley 100, no se iban a quedar de brazos cruzados viendo que el propósito nacional es el de terminar su existencia, cuando con mecanismos de fácil aplicación podrían evitar su fin. Bien conocida es la ética de los congresistas de modo que es elemental el mecanismo de su defensa.

Por fortuna, parece que el gobierno está decidido a aplicar cambios estructurales al sistema, los cuales significan una modificación del papel de las EPS, así que temprano o tarde, estas desaparecerán en su rol conocido. Lo malo es que el país está a punto de reventar y un alargue de la situación no sólo es fatal para las instituciones prestadoras del servicio como la red pública de ESE, sino para el conjunto total de los enfermos colombianos.

Ojalá que el gobierno se amarre bien los pantalones y por esta vez no se deje manosear de los congresistas para que las EPS no se vayan a salir con la suya y por fin pueda implantarse en Colombia un mecanismo que de verdad responda a la necesidad social y no al favorecimiento de los inescrupulosos inversionistas que han cogido la salud como un lucrativo negocio, para que por fin podamos ver los colombianos una verdadera reforma al servicio de salud.

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