viernes, 28 de junio de 2013

LA FALACIA DEL EMPRENDIMIENTO

Desde que cambió la teoría del desarrollo para acomodarse al Capitalismo Postindustrial y se generó la avalancha del desempleo masivo como consecuencia de los cánones del Capitalismo Rentista que hoy prevalece en el mundo,  se viene recomendando la fórmula del emprendimiento como mecanismo para solucionar el grave problema social del desempleo. Pero después de dos décadas de experimentación, diversos estudios coinciden en afirmar que los resultados han sido inferiores a las expectativas creadas. Las evidencias muestran que sólo el 10 % de los negocios creados superan los cinco años de vida y se consolidan como empresas y que el 70 % de los intentos microempresariales fracasan dentro de los dos primeros años. También los estudios identifican los factores del éxito o fracaso de las mismas, que son muchos y diversos.

La realidad muestra que no basta con crear pequeñas empresas si no hay gente en la calle con dinero para comprar, más cuando la competencia de grandes empresas transnacionales absorbe la poca capacidad de compra de las economías subdesarrolladas. Igualmente, los estudios señalan que un empresario no se hace de la noche a la mañana y que el sólo hecho de crear una unidad económica no basta para formar empresarios; se requiere que primero se haga el empresario y después se cree la empresa. Así mismo, que los sistemas de crédito, si funcionan con los parámetros de los préstamos bancarios convencionales, son más un matadero de microempresas, que una solución.

La historia enseña que los procesos de emprendimiento a través de microempresas  son convenientes siempre que estos hagan parte de una estrategia de desarrollo endógeno regional, pero no cuando son casos aislados sin articulación a procesos que  permitan construir sinergias y solucionar las debilidades que siempre se presentan en la conquista de mercados; pero sobre todo, si la demanda agregada no ofrece las condiciones necesarias para la venta, acompañadas con una cultura local que prefiera los productos propios en lugar de los foráneos, las posibilidades de éxito son muy reducidas.

El problema de la demanda agregada es nacional y consecuencial de la política macroeconómica que en Colombia privilegia el control de la inflación, por lo cual los esfuerzos locales en esta materia deben ser más fuertes para empoderar las otras variables y de esta manera propiciar condiciones en el mercado local que aumenten las probabilidades de éxito a los planes de negocio, para que de esta manera la propuesta contra el desempleo no termine siendo la falacia del emprendimiento. 

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