miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA NOVEDAD DE LA PROTESTA


Durante la segunda mitad del siglo pasado, era común ver las manifestaciones callejeras de protesta en los países llamados del Tercer Mundo. En América Latina los estudiantes, los trabajadores, los campesinos, los indígenas y en general las clases populares expresaban su inconformidad con el sistema que por su naturaleza, genera desigualdad social y pobreza, saliendo a las calles y gritando las ya consabidas consignas en contra del imperialismo y las clases dominantes. La fuerza pública, por supuesto, ejercía su función represora y siempre terminaba en enfrentamientos entre la piedra de los manifestantes y los gases lacrimógenos de la policía. El fenómeno estaba dentro de la lógica histórica; pues en Norteamérica y Europa los niveles económicos no justificaban la protesta, como sí la pobreza de los países subdesarrolados.

Pero el mundo da muchas vueltas. Esta semana celebraban el primer año de la lucha en contra de Wall Street y nos tocó ver en TV lo que creímos era un enfrentamiento entre la policía y los manifestantes de un país subdesarrollado. Igual que hace medio siglo acá, en Nueva York hubo bolillo, agua a chorros y aporreados, después de un año en que Los Indignados manifiestan su inconformidad contra el Capitalismo Financiero Internacional cuyo corazón se ubica en Wall Street. Todo porque la indignación que causan los efectos del Capitalismo Rentista, cuyas consecuencias no solo están arrasando el aparato productivo mundial, elevando las tasas de desempleo a niveles inhumanos, generalizando la pobreza y hasta destruyendo las finanzas de los Estados como está ocurriendo en Europa, no solo se siente acá en los países pobres, sino que ya también golpea a los países que hace medio siglo disfrutaban de las mieles del Capitalismo Empresarial imperante en el mundo por esa época.

Lo que llama la atención es que la historia se repite. Tal como sucedió con la caída del Imperio Romano hace veinte siglos, en el seno del propio país imperial se están cocinando los factores que por dentro minan los cimientos del poder. La fase del Capitalismo Rentista encierra en su interior la semilla de su propia destrucción, como se puede vislumbrar con lo que está ocurriendo en Grecia, España, Italia, Portugal, Polonia y otros países europeos donde las inversiones de los especuladores internacionales del dinero están en riesgo por las dificultades fiscales de los gobiernos, que hoy no pueden sostener el nivel de endeudamiento, en razón a la contracción de la base tributaria motivada por el desecamiento del aparato productivo, por lo cual el mundo se está volteando al revés y el movimiento mundial de Los Indignados seguirá fuerte en los países del centro haciendo de esto la novedad de la protesta.