miércoles, 19 de octubre de 2011

EL SENTIDO DE LOS PROGRAMAS DE GOBIERNO

La Ley 131 de 1994 dice en su texto que “Los candidatos a ser elegidos popularmente como gobernadores y alcaldes deberán someter a consideración ciudadana un programa de gobierno”, estableciendo además que “los ciudadanos que votan para elegir gobernadores y alcaldes, imponen como mandato al elegido el cumplimiento del programa…”. No sabemos en el lenguaje jurídico esto que significa porque como interviene la hermenéutica, ni los abogados saben el significado de las palabra por lo cual existe la interpretación, la jurisprudencia y la doctrina. Pero en el lenguaje del común basado en el significado de las palabras del idioma castellano, bien podemos pensar en los alcances de la norma, que mucho servirían para corregir algunos vicios que persisten en el régimen político cuando de elecciones se trata.

Por ejemplo, se podría pensar en que los candidatos se mantuvieran anónimos y que lo presentado ante el público y los electores fuera el programa, sin que estos supieran a quien pertenece. Con esto se rebajaría el culto a la personalidad, no se haría marketing para vender un candidato, la cultura política se modificaría haciendo tomar conciencia a los votantes, la compra de votos sería más difícil, se acabaría la foritis y la debatitis entre candidatos cuyos beneficios para la sociedad son discutibles, entre otras cosas. Pero sobre todo, se evitaría la “guerra sucia” y por supuesto los fenómenos como los que se vieron en este departamento la semana pasada, cuando con mucha claridad se deduce que alguien recurrió al amarillismo periodístico, para sacar a relucir eventos del pasado lejano del candidato Temístocles Ortega, que según él dice, no son personales sino corporativos de la época en fue magistrado, justamente, después de que las encuestas muestran que este candidato va adelante y en vísperas del día de elecciones. Puede ser que esta maniobra del mejor estilo de J.J. Rendón beneficie al candidato de la convergencia y perjudique a los autores intelectuales que, aunque no se sabe quiénes son, la opinión pública lo intuye. Pero en cualquier caso, se trata de un asunto de la persona, sin consideración al programa inscrito del que trata la ley en mención.

El programa de Temístocles Ortega es sin duda, pertinente, oportuno, de mucha profundidad y alcance y consecuente con la realidad territorial. Si los ataques al candidato surtieran efectos electorales y el afectado no conquistara el cargo, la comunidad territorial perdería la oportunidad de establecer los mecanismos y procesos idóneos para enderezar las tendencias actuales que están llevando el departamento al abismo. Pero si lo que se confrontara fueran los programas de candidatos, que al inscribirse ya han cumplido con los requisitos de habilidad y moralidad, esta clase de prácticas que confunden y desorientan no tendrían cabida y así la ley vigente tendría la oportunidad de que en la realidad se experimentara el sentido de los programas de gobierno.

miércoles, 5 de octubre de 2011

TERRORISMO ECONOMICO

Ahora Santos convocó a los diferentes actores de la economía, los gremios del capital y del trabajo, para examinar la prospectiva de Colombia frente a la llamada crisis económica internacional, que ha estado al acecho durante las últimas semanas a raíz de la situación de vive Grecia, donde el desbordamiento del endeudamiento del Estado, ha puesto en apuros a los especuladores internacionales del dinero que habían comprado papeles del gobierno con fines rentistas y cuya mayoría son capitalistas alemanes.

En verdad hace más de dos décadas que la economía mundial viene aguantando la crisis que según dicen, se avecina. El sector monetario se ha incrementado tanto y el aparato productivo mundial se ha secado tanto, que ya no soporta el peso de las cifras que circulan en el sector financiero y el mercado de capitales. Los megamillonarios del mundo, comenzando por la decena de familias propietarias de la Reserva Federal de Estados Unidos, han acumulado tanto dinero improductivo, que el sector real de la economía ya no soporta y el conjunto total está a punto de colapsar, creándose con ello una situación de alto riesgo para ellos, los multimillonarios especuladores del dinero, quienes han invertido sus capitales en papeles sin respaldo sólido en términos de valor o en los títulos de gobiernos cuya capacidad fiscal está saturada y no están en capacidad de recoger los impuestos necesarios para cumplirles a los tenedores de los papeles.

Pero lo peor del caso no es el riesgo de estos capitalistas que están a punto de perder sus fondos; lo grave para ellos, es que las medidas convenientes para solucionar el problema, se basan en teorías que ellos mismos han combatido porque se apartan de los conceptos que sustentan ese modelo universal de globalización financiera que por muchos años les permitió acumular riqueza, pero que ahora está matando la gallina de los huevos de oro por cuanto en su propio seno, se ha creado la fuerza que pronto les llevará al fiasco.

Y lo preocupante para nosotros es esa corriente mediática de generar pánico generalizado haciendo creer a la opinión pública que la crisis es un monstruo que acabará con todo, como si las clases pobres no estuvieran acabadas ya, viviendo y afrontando la crisis desde hace más de un cuarto de siglo, precisamente desde que se comenzó a implementar el modelo en el mundo, debidamente amparado por la Reserva Federal de Estados Unidos. Cuando se venga la pérdida de los capitales de especulación, quienes pierden son ellos porque los pobres ya no tienen nada que perder y en Colombia, donde las políticas se han manejado con el debido cuidado de no lesionar los intereses de los capitalistas rentistas llevando el nivel de endeudamiento a un porcentaje adecuado del PIB y el servicio de la deuda a una fracción racional respecto a los impuestos que se recaudan, el riesgo para ellos es menor que en muchos de los demás países del mundo, de manera que las noticias económicas actuales no son más que una simple manifestación de terrorismo económico.